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Crónica de una escapada a Guissona

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Guissona
Entrantes en el Celler de Guissona

El trayecto en coche desde Barcelona hasta Guissona pasó como un suspiro. Sant Boi de Llobregat, Sant Vicenç dels Horts, Tarroja de Segarra, Guarda-si-venes. ¡Qué sonoridad! Con nombres así, llenos de apellidos, uno se hace una idea del pasado y el presente de la zona. Ya no se fabrican nombres así para las extensiones naturales, sino urbanos: grises.

Estos tenían color. Incluso los campos que vimos de camino, planos, dorados, son una perfecta muestra de la relación entre el hombre y la tierra para quien sepa mirar. Luego sabríamos mucho más de esa relación, gracias a los guías, desde época romana hasta la actualidad. Una hora y media después, empezamos a visitar Guissona sin pasar por La Fábrica, la cooperativa de alimentación dueña de la economía local. En serio, es posible, y atractivo.

El trayecto además tuvo un añadido no menos importante y es que tuve la oportunidad de visitar Guissona con los compañeros Barcelona Travel Blogger, grandes viajeros y grandes conversaciones, lo cual todavía significó un suspiro menor.

Travel Blogger Barcelona en Guissona

Los integrantes del «flashtrip» de Guissona:

Borrando «La Fábrica» de Guissona

Guissona

En Guissona hay 6.763 habitantes, un 2% de paro y siguen buscando gente para trabajar en «La Fábrica»

Emergimos en el Celler de Guissona en una calle desierta, pero con nombre: Av. Generalitat de Catalunya, 15. Nada en esa calle, ni siquiera el frío que ya se metía en el interior de nuestros zapatos, anunciaba la comida que tendríamos allí unas horas después. Por el momento tomamos un café para entrar en calor.

Hasta el momento toda la información que había recibido de Guissona de conocidos coincidía en dos puntos: que allí sólo se puede ir a comer el menú buffet del Bon Àrea, la cooperativa, para llenarse el estómago como se lo llenan las bestias, y, segundo, que no había nada que ver. Quizás por el frío, y por ser sábado, esa calle estaba por confirmar aquellas impresiones generales, en particular la segunda.

Me hice, me temo, una idea un tanto pesimista sobre el lugar. Pero tan importante como el patrimonio local, por escaso que sea, es que lo consigan transmitir. Como lo consiguieron, y como no es escaso, volví de Guissona con ganas de desmentir esas impresiones generales. Lo conseguí, creo, pero todavía me preguntan los conocidos si es verdad que no pisamos «La Fábrica», la cooperativa Bon Àrea.

No la pisamos, no, sólo lo escuchamos como un rumor permanente. Mientras pasaba el café caliente por mi garganta, asumiendo un pequeño escalofrío porque recuperaba mi temperatura, descubro que hay 6.763 habitantes en Guissona, un 2% de paro y siguen buscando gente para trabajar en «La Fábrica».

Lo diré como lo siento: «La Fábrica» en Guissona es como la Central de los Simpson en Springfield, una sombra alargada.

Directamente, 3.000 habitantes trabajan en la Cooperativa. Los otros 3.500 están relacionados con ella de forma indirecta, y algo más de un centenar en paro. Desde Barcelona, lo que se suele conocer es que se puede comer barato en un buffet libre.

Por fortuna, se puede comer muy bien en Guissona al margen de lo que se suele pensar. Buena muestra de ello nos la dieron desde el Celler de Guissona, pero ya llegaremos a la comida.

Guía para organizar una escapada a Guissona

A la sombra del contexto socio-económico local comenzamos a visitar la primera de las tres paradas para conocer Guissona sin pasar por la Cooperativa, que son las que te recomendamos para organizar tu visita de un día al lugar:

1.- Yacimiento romano de Iesso, Museo Arqueológico y visita guiada por la Guissona medieval

2.- Comida en el Celler de Guissona

3.- Ruta de los Castillos de Segarra

1.- Yacimiento romano de Iesso

Guissona

Huele a chimenea recién encendida, está saliendo el sol y nosotros nos encontramos sobre las ruinas de lo que fue la ciudad romana de Iesso. Para haceros una idea de su valor, un dato: fue más grande que Barcino. Josep Ros es nuestro guía, el director de la excavación y del Museo, un experto a medida que le escuchas, y un vecino acostumbrado a las temperaturas: no está tiritando. Al contrario, disfruta con la explicación y nos lo transmite.

Las fuentes clásicas hablan de Iesso y también los restos encontrados, como las monedas del lugar dedicadas al emperador Numerio, que constatan la posición, la existencia y su importancia. El Yacimiento, que se ha excavado en un 2%, tiene 2 hectáreas de extensión y se calcula que hay 15 hectáreas de ciudad romana. Habría que levantar todo Guissona para recuperar ese patrimonio, ahora bajo nuestros pies.

Donde otros ven piedras y postes nosotros acabamos proyectando toda aquella civilización de piedra, propiedad y toga. La recuperamos, como si dijéramos, in situ: la muralla, de 4 m de alto y de ancho acaba de aparecer ante nosotros con un simple esquema de tubos. Unas losas alisadas, con hendiduras a los lados, señalan la puerta de entrada y el lugar de paso de los carros de comercio, así que empiezo a escuchar los caballos, los repiques y el breve llanto de un bebé, que podría venir de una casa que también acabo de proyectar pero que en realidad, como despertando, veo que viene de la pequeña Valentina, la blogger de viajes más pequeña. Como si tuviera que demostrarme algo, meto el pie derecho en la hendidura de la losa: «donde está mi zapato pasaron carros hace 2.000 años», pienso.

La ciudad romana de Iesso, fundada en el 100 a.C., llegó a ser más grande que Barcino (Barcelona), ocupando 15 hectáreas.

Como Josep sigue explicando que Iesso se fundó hacia el 100 a.C., cuando nació Julio César, vuelvo al 2013 de golpe, otra vez el frío, pero veo toda la urbe, así que me muevo de pronto en dos planos temporales distintos. Lo que vendrá después será la Gran Domus, una bodega de vino y aquel Spa del Mundo Antiguo: las termas y sus sistema hidráulico, algo que no creería si no lo dijera un experto.

La cosa del Museo de Iesso no es un simple decorado. Aquí hay cerámicas, figuras, restos del ajuar doméstico como agujas y hasta huesos de fruta y semillas de la época. Los romanos de Iesso comían melocotones, lo acabo de comprobar, y ya han salido de los libros para humanizarse. Así que el Museo es más que una propuesta complementaria porque estoy viviendo la época, incluso compadezco a ese esqueleto enterrado bajo un techo de vidrio, del que luego sabré que fue una mujer arrojada sin cuidado al bulto como se arroja la basura pesada entre dos hombres. «Pobre», pienso. Tenía 23 años y un joya en sus costillas.

Acabamos con un vídeo documental proyectado en el Museo. Es muy curioso, porque ante el anuncio de que se hizo con los actores del grupo de teatro de Guissona no imaginas que vaya a ser tan profesional, tan original. El prejuicio. Salimos al frío, aunque vemos los rayos del sol sobre el Yacimiento y nos vamos con Gemma, la guía, a conocer el casco antiguo. Entretanto, iremos escuchando las reflexiones de Gemma sobre La Fábrica, mezclando pasado y presente, otra vez el rumor, que se pega a los oídos como los olores a la ropa.

Como son las 14:30 y ya es momento de los olores, cualquier fragancia nos recuerda que es la hora de comer en el Celler. Comienza el espectáculo gastronómico, una pena que mis conocidos no hayan pasado de los límites del buffet libre de la cooperativa.

2.- El Celler de Guissona, la propuesta gastronómica

Guissona

Para no dar envidia, mejor decirlo rápido. Este es el menú que nos pusieron en el Celler de Guissona:

  • Tabla de ibéricos: Jamón ibérico puro bellota sanchez romero carvajal, lomo iberico puro bellota Sánchez Romero Carvajal, chorizo Joselito.
  • Quesos de Salamanca y tupí de Sort. Lo de la confitura de cebolla y boletus de la casa mejor no lo decimos. Ups.
  • Platitos de embutidos artesanos de la zona: bull blanc, bull negre y espetec.
  • Pincho de botifarreta artesana y local, queso y cebolla frita.
  • Pincho de cerdo ibérico con queso Gorgonzola.
  • Pincho de brie con mermelada de tomate, de la casa.
  • Torrada de escalivada con sal negra.
  • Carne de ternera ecológica de Oliana a la piedra, con comino, sal gorda o curry. Al gusto
  • Yogur de la Segarra: yogur artesanal del Pastoret y mermelada de frambuesas.

La Segarreta, cerveza artesanal

Si lees el menú con demasiada atención, tendrás que ir. Ahora que ya tienes la idea, puedes complementar esta comida con la cerveza artesana que produce Sergi: La Segarreta. Es un hombre con un conocimiento vastísimo del mundo del lúpulo y la cebada, de las combinaciones, de los sabores y de los olores y de los trucos de la fermentación. Hemos catado la cerveza Segarreta como unos legos y la acabamos con aire de expertos: «esta última tiene sabor a bosque», diremos, y nos hemos entendido.

3.- Ruta de los Castillos con Camins de Sikarra

Guissona

Hemos conocido algunos datos más sobre Guissona entre la comida y la siguiente actividad, quizás la más apasionada. Se dice que en Guissona se hablan más de 100 lenguas (más de 100 lenguas, sí) y que el 51% de la población es inmigrante. La Fábrica, para variar.

Como decía más arriba, tan importante como el patrimonio es saberlo transmitir. Jaume Moya, dinamizador cultural y fundador de Camins de Sikarra, sabe cómo emocionar al auditorio mientras se emociona él. A su discurso de fidelidad académica hay que añadirle los gestos del apasionado, los respiros de humor del orador, los movimientos enérgicos de las manos y el tono de voz de teutón.

Es más, antes de entrar al Castillo de les Sitges, que vamos a recorrer a fondo e incluso a oscuras, para mayor gloria de Mercedes, el fantasma que lo habita, antes de entrar, digo, me imagino a Jaume Moya con la armadura y la espada. «Es un combatiente temible», pienso, «menos mal que está de nuestro lado».

Vaya que está de nuestro lado: nos ha metido de lleno en la historia del castillo, una excusa para hablar del paisaje y del hombre, aquel que veía durante el trayecto en coche. Jaume habla también de los siglos medievales con más detalle, sin pasar del s. XII al XIV como quien va del salón a la cocina, sino deteniéndose, porque el salón es una cosa y la cocina es otra. Sabemos hasta qué muebles había en las dependencias del castillo en el XIII y qué muebles en el XVIII. Además sabemos por qué. Me encanta.

Todo lo que sabemos del Castillo de les Sitges lo sabemos sin querer y a pesar del frío. Jaume ha debilitado nuestras defensas con toques de humor y hemos penetrado en la historia. No lleva armadura ni espada, sí voz de teutón, pero gana la batalla al frío con pasión.

Me da por tocar la piedra de uno de los muros del castillo y está fría, claro, además de rugosa según indica mi mano a oscuras, pero lo hago porque quiero comprobar, absurdamente, que lo que dice Jaume es verdad. Y lo certifico con el tacto, tal es mi estado de inmersión. Algo alucinado, lo reconozco. Pepe Pont me dijo que le maravilla que se conserven vestigios de otras épocas, que es alucinante, que se mete en la piel de aquellos hombres medievales como lo hizo con los romanos por la mañana. Yo me he convertido en piedra, en parte del muro. No se lo digo, claro.

No es tan impresionante llegar al Castillo y verlo como salir de él y reconocerlo. Después de 3 horas, Camins de Sikarra ha conseguido su objetivo: que queramos saber más aunque llueva, truene o nieve. Jaume nos ha propuesto volver a visitar alguno de los 5 castillos abiertos al público, además de rutas de paisaje, por la Segarra. Hay más de 100 castillos repartidos por la zona, que forman parte del paisaje como los montes. Se les mira sin ver hasta que pasas por propuestas como esta, la de Camins de Sikarra, más que recomendables.

Al salir, de pronto, el Castillo de les Sitges se corresponde con lo que vio de él Josep Pla: «tiene una crispación guerrera». Es verdad, parece que vibra.

Nos vamos sin tocar la sombra de La Fábrica de Guissona. Ha sido una escapada completa en un sábado cualquiera.

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11 comentarios

Pepe Pont 3 de diciembre de 2013 - 14:26

Excelente relato, Javi. La verdad es que, como bien dices, fue una salida excepcional. Un placer haber compartido la experiencia con vosotros.

A todo esto, nos vemos pronto, ¿no?

¡Abrazo!

Responder
Javi Rodríguez Godoy 3 de diciembre de 2013 - 15:17

Gracias, Pepe! Claro, cuando digáis, ahí estoy

Un abrazo!

Responder
Edgardo 3 de diciembre de 2013 - 15:34

Completísimo Post Javi, y excelente experiencia. Guissona es una excelente demostración de un pueblo que vive en Armonía entre los grandes y pequeños productores primando la calidad por sobre todas las cosas y nos lo han hecho ver cada uno de los habitantes con los que hablamos. Un saludo y nos vemos en otro Flashtrip!!

Responder
Jaume Moya 3 de diciembre de 2013 - 16:14

Moltes gràcies per la crònica!
El text demostra que no cal tenir percepcions paranormals ni dots extrasensorials per percebre que a l’univers Guissona hi ha un més enllà i que, deixant enrere els murs de «la Fàbrica», també s’hi pot trobar vida intel·ligent…
Quedo encantat per la teva descripció de la visita al castell, tot i que quedo també intrigat per com deu sonar una veu teutònica… Espero que en un futur no gaire llunyà ens retrobarem per seguir descobrint, amb rigor no mancat d’humor, i professionalitat no mancada de passió, la torre de Vallferosa, el castell de les Pallargues, el poble de l’Ametlla o allò que ens pugui emocionar al llarg i ample dels imprecisos límits de la Segarra infinita.
Bons viatges! A reveure!

Responder
Javi Rodríguez Godoy 3 de diciembre de 2013 - 16:23

Gràcies, Jaume! La veu teutònica sona com… la teva!

Jo també quedo intrigar per conèixer tota la resta del patrimoni de la Segarra amb aquesta passió que li poses

A reveure!

Responder
Javi Rodríguez Godoy 3 de diciembre de 2013 - 16:26

Gracias, Edgardo, nos vemos pronto!

Responder
Laura 3 de diciembre de 2013 - 23:41

¡Genial el post, Javi! Me ha encantado 😀 Sobre todo la comparación con los Simpsons jajaja… Desde luego que Guissona es mucho más que eso, empezando por su gente . No pudimos tener mejor trato. Además de su riquísima gastronomía y su historia. Un lugar increíble. Espero que coincidamos en próximos blogtrips. Un placer.

Un abrazo,

Laura

Responder
Javi Rodríguez Godoy 4 de diciembre de 2013 - 09:16

Gracias, Laura! Nos vemos pronto

Un abrazo

Responder
Quaderns de Bitàcola 4 de diciembre de 2013 - 10:06

Interesante y suculento artículo que nos trae muchos recuerdos de la Segarra, ese rincón cercano que esconde tesoros patrimoniales tan importantes como los más de cien castillos repartidos por la comarca; a nosotros nos impresionó esta cifra y el potencial turístico que tiene!

Saludos!

Responder
Javi Rodríguez Godoy 4 de diciembre de 2013 - 10:44

Hola! Y gracias, yo no conozco demasiado la Segarra y la visita me ha dejado con intención de volver. A simple vista no lo parece, pero la comarca bien transmitida, como dices, tiene un gran potencial

Un saludo!

Responder
jose antonio carrasc 4 de diciembre de 2013 - 20:20

Que me vas a contar , despues de vivir tantos años a dos km de florejachs y del castillo de sitges, cabanabona etc etc , buenos recuerdos de una bonita infancia

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