Casa de Aldea Pisón de Fondón

Pequeño remanso de paz!

Cristina Loureiro

No pudimos estar más agusto durante nuestra estancia. La casa es maravillosa y pese a que uno pueda pensar que quizás haya “demasiado poco que hacer” Villandás ofrece rutas de senderismo, naturaleza, gastronomía y descanso. La casa cuenta con todos los servicios necesarios, dispone de dos barbacoas, y la bañera de casa magnolia es simplemente una gozada. En definitiva sitio perfecto para desconectar del mundo. Carmen, la dueña no puede ser más atenta y encantadora. No dudéis en pedirle recomendaciones! Volveremos! Gracias Carmen!

Perfecto para desconectar

PiFran 8

No la falta de nada, tiene lo necesario para pasar unos días tranquilos y sin que nadie te moleste. Recomendamos hacer la compra antes de ir, pero en el mismo pueblo, Grado, tienes de todo, farmacias, supermercado, médico, etc La casa es recogida y acogedora, hemos pasado tres días estupendos ya que cuanto con todo lo necesario para disfrutarla y hacer buen uso de ella. La casera, la señora Carmen, súper atenta con nosotros, muy maja, agradable y siempre dispuesta a ayudarnos en caso de necesitarlo. Sin duda sería un lugar al que volveríamos ya que no hemos tenido ningún problema con nada, todo lo contrario, agradecer el trato y encantados de haber conocido ese lugar y a la señora Carmen.

Una estancia inolvidable ❤️

Laura Valcaneras

El alojamiento está en una zona idílica, una vez en la casa, en el pueblo, notas la paz que te rodea. Ideal para desconectar y dar largos paseos. Fuimos con 2 niños y disfrutamos de unos días en familia. La propietaria un verdadero encanto

Prados

Eugenia GR

La casa la recomendamos con mucho entusiasmo. Tan pronto entras, sientes que ha sido restaurada por alguien que tiene muy buen gusto, pues no solo están cuidados todos los detalles estéticos, sino que ha logrado que uno se sienta acogido en un hogar cálido y entrañable. Dispone de una cocina totalmente equipada, la iluminación es muy agradable. En los dormitorios te sientes como en casa. Nos encantó la luz natural que entra por las ventanas del tejado en toda la planta superior, y las bonitas vistas que hay. Aunque la casa está separada del jardín por una pequeña calle, el pueblo de Villandás es tan tranquilo que tienes la sensación de que no existen los coches. El jardín es un joya: combina huerto, árboles frutales con plantas ornamentales y flores preciosas, con muchos rincones con encanto donde descansar o sentarte a observar el paisaje. Los días que estuvimos alojados nos hizo volver a los veranos de nuestra niñez por la tranquilidad, por el mundo rural, los paseos… Carmen y Jason son unos anfitriones educados, agradables y atentos. Tuvimos la suerte de conocer a Conchi y Enrique, ganaderos del pueblo que nos enseñaron las vacas asturianas que tienen pastando en los prados cercanos. Villandás está ubicada en una zona rural rodeada de prados, hórreos, pequeños bosques, arroyos, ganado...un lugar para repetir.