El misterio del Indalo

Escrito por

06.05.2010

|

3min. de lectura

Indalo
Por Iker Merodio

Puede que algunos de los que leéis esto no hayáis escuchado nunca esta palabra: Indalo. Se trata de una figura muy singular que ya se ha convertido en el símbolo mismo de la provincia de Almería; se ve en camisetas, en pulseras, en carteles, incluso en tatuajes.

Lo cierto es que pocas figuras están envueltas de tanto misterio como la del Indalo. La leyenda, los estudios y los curiosos comenzaron a aparecer a partir de 1868, cuando Antonio Góngora Martínez descubrió unas características pinturas rupestres en la Cueva de Los Letreros, en el término de Vélez-Blanco. En la actualidad son Monumento Nacional y Patrimonio de la Humanidad por la UNESCO. Pero ¿qué es el Indalo?

La posibilidad del lenguaje abstracto es una de las características que define a la especie humana: referirse a algo que no existe, hacer realidad un pensamiento o convertir en símbolos un hecho, una creencia. Transmitir ideas. El Indalo, así, entra dentro de los límites de lo simbólico, es decir, cualquier interpretación podría, bien argumentada, ser válida.

Indalo
Por  Acropolis-Almeria

Atendiendo a la antigüedad de esta misteriosa figura -en torno al 4.500 a. C.– las interpretaciones más aceptadas son las que hacen referencia a la realidad de estos primeros pobladores de la región. Pero la interpretación sigue abierta.

En ocasiones se dice que la figura del Indalo representa un pacto entre dioses y humanos del que ambos se benefician; otras veces se sugiere que el hecho de vivir en cuevas fue el desencadenante de su creación, una figura que advierte la necesidad de protegerse de las inclemencias del tiempo.

Mojácar
Por Felipe Ortega

Antes de despertarse el interés que hoy suscita, el Indalo fue un símbolo de buena suerte, especialmente para los habitantes de Mojácar, donde se pintaba la figura en los hogares para evitar las tormentas e incluso el mal de ojo.

Se corre el riesgo de interpretar la figura más allá de lo que realmente representa, pero es inevitable que la imaginación se avive, especialmente si se compara el Indalo con otras figuras que aparecen en el Templo de Ramses II en Egipto. Hoy podría ser el logotipo de una marca de paraguas, quizás, pero en la Prehistoria la protección debía ser mucho más que evitar mojarse, alcanzando, quizás, un nivel divino en el que los dioses protegiesen a los mortales.

Aunque la idea de protección es una de las más aceptadas, sea cual sea el riesgo que amenaza, algunos proponen una lectura algo más sencilla, como la que defiende que se trata de un arco apuntando a un ave, una acción de caza tantas veces representa en las pinturas rupestres.

Sea cual sea la interpretación real, lo cierto es que el Indalo ya es un símbolo en sí mismo y, junto con los atractivos de la zona, es una de las excusas perfectas para realizar una escapada a las raíces de nuestra especie y conocer un poco más de dónde venimos.

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