Hospedería de la Tía María

Horrible

Pedro Candil Lopez

Cuando llegas la fachada de la “hospedería” invita a pasar allí varios días. Pero nada más abrir las puertas empiezas a hacerte una idea de lo que te espera. La recepción (por llamarlo de alguna manera) está llena de lo que se supone cosas antiguas (maquinas de escribir, utensilios de campo etc..) por los cuales ha pasado el tiempo y el polvo, este último lleva mucho allí sin que nadie se ha dignado a pasar un plumero. La habitación, muy estropeada. Cuando se inauguró el local debía de ser bastante buena, en la actualidad, todos los muebles están rotos (faltan tirados, en la mayoría de los cajones), arañados, faltos de barniz, etc. Los cajones (los que puedes abrir sin dejarte los dedos), están llenos de posavasos de no se sabe qué año, de revistas de 2008 e incluso en uno de ellos encontramos el tope de la puerta de la entrada de la habitación. Las camas cubiertas de colchas que no se han debido de lavar en tiempo y las sabanas si se han lavado no ha sido con mucho cuidado ya que la mayoría tenían manchas de diferentes colores sospechosos. Pero lo peor de todo la falta de limpieza, de toda la habitación. Debajo de las camas debía de haber vida primigenia y nunca se ha conocido que se pase una escoba a o una mopa. En cuando a las comidas. El desayuno pan duro tostado del día anterior (o más lejos), la mantequilla y la mermelada no son raciones individuales, son botes o tarrinas. Tienes que servirte de donde ya lo han hecho todos los huéspedes que por allí han pasado (mejor no mires la fecha de caducidad). La comida se supone que hay una carta donde elegir, pero realmente el dueño tiene cuatro cosas las cuales te las cuela a la hora de la comida y lo que no a la hora de la cena (todo sobre la marcha) y si estás más de un día pues lo que no te coloco el primer día te lo tienes que comer el día siguiente. Vamos una cutrez y una falta de respeto, cuando se supone que tienes posibilidad de elegir. Eso si el café te lo cobra aunque no hallas tomado postre.

inolvidable

Veronica Motino Lopez

Veronica y Raul...Nosotros estuvimos este fin de semana y podemos decir que nos vamos con muy buen sabor de boca,el trato que que te da el dueño juan carlos (y familia)es espectacular siempre pendientes y muy agradables en todo momento.en cuanto al restaurante muy bueno todo el jamon exquisito.sin duda recomdable

Inolvidable.

Raúl De La Fuente

En un entorno privilegiado, un alojamiento con encanto y muy romántico. Excelente relación calidad precio, y un recuerdo muy especial al dueño, Juan Carlos, una persona encantadora y siempre pendiente. Chapeau.

Un entorno genial y un trato maravilloso

Ruben Raul Carvajal Rufo

Las habitaciones son cómodas y limpias, en trato del personal excelente y las cenas del restaurante geniales, casi casi de estrella Michelín, hay que dejarse guiar por Juan Carlos, a nosotros nos recomendó el queso Monte enebro y al día siguiente fuimos a la quesería a por un trozo. La unica pega es que en las habitaciones se oye todo, pero aun así se duerme muy a gusto.