44 Alojamientos en Arcos de la Frontera

Del mismo modo que es inconcebible ir a París y no visitar la Torre Eiffel, es impensable viajar a la província de Cádiz y no visitar Arcos de la Frontera. Esta preciosa localidad se ubica en lo alto de un cerro sobre el río Guadalete y, precisamente por su ubicación, se le considera la entrada perfecta a la Ruta de los Pueblos blancos. Además, Arcos de la Frontera también ha sido declarada Conjunto Histórico-Artístico y es uno de los principales referentes turísticos de la provincia. 

El punto de entrada de la ruta de los Pueblos blancos

Etimológicamente, su nombre proviene de Arx-Arcis, que significa fortaleza en altura. A partir del siglo XVIII la ciudad comenzó a crecer fuera de su recinto amurallado, crecimiento que ha seguido hasta convertirse en la localidad más poblada de la sierra de Cádiz, con más de 31.000 habitantes.

Orientarse en Arcos de la Frontera es muy sencillo. Sin embargo, en la calle Cuesta de Belén encontrarás la oficina de turismo de la ciudad donde, por un precio muy asequible, puedes realizar una visita guiada. Si en cambio prefieres realizar la visita por cuenta propia, te recomendamos que te adentres en su casco histórico por la calle Corredera. En esa misma calle encontrarás el monumento a la Semana Santa, que se erigió allí en 2008 y en el que se encuentran los escudos de todas las hermandades arcenses. 

Arcos de la Frontera tiene una larga tradición de hermandades que se remonta al siglo XVI. Como curiosidad, la mayoría de ellas están vinculadas con la piedad y la caridad. Una de sus cofradías más longevas es la de la Vera Cruz.

En la zona también encontrarás acogedoras casas rurales de paredes blancas y arquitectura típica. Sin duda, las casas rurales siguen siendo la mejor opción para alojarte y poder descansar entre los pateos por las callejuelas empinadas de la ciudad y las expediciones por la naturaleza colindante al río Guadalete.

Callejuelas empedradas y flores en los patios

Como en la mayoría de poblaciones con encanto, lo mejor que puedes hacer en Arcos de la Frontera es perderte por sus callejuelas. Sus calles, estrechas y empedradas, serpentean por la colina de orografía accidentada y esconden muchos rincones llenos de encanto. Te recomendamos que localices la calle de los Arcos; sus patios repletos de plantas y cerámica te enamorarán desde el primer momento. 

Además, las calles de Arcos de la Frontera ofrecen muchas tabernas, donde los platos de huerta y el buen vino se dan la mano para brindarte agradables paréntesis en tu expedición. 

Entorno a la bonita plaza del Cabildo se concentra el casco antiguo de la ciudad. Se trata de una de las zonas con más vida de la ciudad y donde se aglutinan algunos de los monumentos y edificios más interesantes. Algunos de ellos son el ayuntamiento, la imponente basílica de Santa María de la Asunción, el parador de Arcos de la Frontera y el castillo. 

Esta zona también cuenta con varias historias y leyendas que alimentan el interés de la región. Destaca la historia del famoso Dragón de Arcos; supuestamente dormía en el interior de la montaña y, cuando despertaba, hacía sonar los acantilados con sus furiosos rugidos. Otras historias hablan de pasadizos que cruzan el río Guadalete y dan acceso al mismo castillo. Hasta la fecha no se ha podido demostrar la veracidad de ninguna de ellas, pero se remontan a tiempos de la Reconquista.

Delicias gaditanas para reenamorarse de la tierra

Como sucede en cualquier otra localidad, la cocina de Arcos de la Frontera está íntimamente ligada con su ubicación; la influencia serrana y su cercanía con el mar han dado a su gastronomía platos muy variados, de gran calidad y sabor. 

Su proximidad con el río Guadalete también han fomentado los platos de “huerta”, que combinan verduras y legumbres para la elaboración de potajes tan especiales y gustosos como el potaje de acelgas, la Alboronía (plato de calabaza, tomates y garbanzos), el guiso mediterráneo con arroz caldoso o la carne y pescado con especies aromáticas. 

Y, para terminar como es debido cualquier comilona, nada como los postres. En Arcos de la Frontera encontrarás delicias como los bollitos de Semana Santa, los pestiños (de harina, aceite de oliva, miel y panela), las empanadillas dulces o la dulcísima compota con miel serrana.

Belleza y panorámicas a vista de halcón

Aunque Arcos de la Frontera ofrezca numerosos balcones para que los visitantes puedan hacer fotos y panorámicas hasta la saciedad, el más conocido sigue siendo el Balcón de la Peña. Ubicado cerca de la plaza del Cabildo, el Balcón de la Peña ofrece unas impresionantes vistas del tajo y el río Guadalete a su paso por el municipio. Además, desde este mirador también se puede contemplar una increíble panorámica del sendero fluvial que se inicia en el Molino de San Félix y va descendiendo por el borde del acantilado hasta llegar a la presa de Arcos. 

Sin embargo, Arcos de la Frontera tiene muchos más miradores en los que vale la pena asomarse y dejar volar la imaginación entre tejados, copas de árboles y riachuelos. En especial te recomendamos que tampoco te pierdas las vistas que ofrecen algunos miradores como el de San Agustín, desde el que puedes ver el tramo más estrecho de la Peña de Arcos; o el de los Abades, desde el que se puede ver el barrio Bajo y el río cruzado por el puente de Hierro.

Miradores a parte, otro punto fantástico para tomar fotografías de Arcos de la Frontera son las proximidades al Molino del Algarrobo. Si lo visitas en verano o en primavera, el río Guadalete irá a tope de agua, casi desbordándose, y el ambiente de la vegetación que enmarca el pueblo puede ser realmente impresionante.