Mariano Sánt... 2 opiniones
56008db0c7a41 https://www.escapadarural.com/opinion/perfil-usuario/552503af952b5"Reencontrándote con tu pasado"
El propietario ha certificado que esta persona estuvo en el alojamiento.
"...allí en lo alto, arriba en la sierra, se encuentra la torre del moro, ahora solo quedan unas pocas piedras que recuerda la fortaleza que fue antaño" Esta es solo una de la cientos de historias que los paisanos de Navaescurial te cuentan cuando, garrafa en mano, te acercas a la plaza a recoger el agua única que de manera generosa ofrece la fuente y sus gentes. Luego paseas por los caminos empedrados, encapotados por encinas centenarias que te agasajan con sus bellotas, nogales prematuros que no esperan a noviembre para regalarte sus nueces; y a los lados, ellas, las habitantes imprescindibles de la región abulense, decenas y decenas de vacas que te saludan cada mañana y cada tarde cuando regresas de esos entrañables paseos, cuando vuelves mojado de chapotear por esos arroyuelos que serpentean por todos los lados.
Memorizas cada casa, cada fachada de roca traída de la sierra del Cornejo. Lo grabas en tu memoria, no quieres que ese escenario rural se desvanezca, quieres seguir recomponiendo con retazos pictóricos lo que fue la España del pasado, esa que no opinaba, no exigía y por lo tanto no prejuzgaba, esa que sobrevivía a golpe de esfuerzo, de sacrificio incondicional, de no mirar atrás porque el mirar hacia adelante era imprescindible para resistir un día más. La España en la que crecieron nuestras raíces, que forjo nuestro espíritu con sudor y sangre y ahora canjeamos por un capricho vano y superficial.. inútil.
Por eso cada tarde, cuando anochecía, me refugiaba en la casa de Susana, y entre sus muros, su vigas de madera, al calor de la chimenea y con el único ruido del gorgorteo de sus pilas me perdía, hasta dormirme, en una de sus historias que reales o no, yo hacía mías.
Así un día y otro, hasta que fui perdiendo todo aquello que no servia, que era bagaje en mi camino, todo lo que no me importaba para, por fin... encontrarme a mi mismo.
Memorizas cada casa, cada fachada de roca traída de la sierra del Cornejo. Lo grabas en tu memoria, no quieres que ese escenario rural se desvanezca, quieres seguir recomponiendo con retazos pictóricos lo que fue la España del pasado, esa que no opinaba, no exigía y por lo tanto no prejuzgaba, esa que sobrevivía a golpe de esfuerzo, de sacrificio incondicional, de no mirar atrás porque el mirar hacia adelante era imprescindible para resistir un día más. La España en la que crecieron nuestras raíces, que forjo nuestro espíritu con sudor y sangre y ahora canjeamos por un capricho vano y superficial.. inútil.
Por eso cada tarde, cuando anochecía, me refugiaba en la casa de Susana, y entre sus muros, su vigas de madera, al calor de la chimenea y con el único ruido del gorgorteo de sus pilas me perdía, hasta dormirme, en una de sus historias que reales o no, yo hacía mías.
Así un día y otro, hasta que fui perdiendo todo aquello que no servia, que era bagaje en mi camino, todo lo que no me importaba para, por fin... encontrarme a mi mismo.
Estuvo en Septiembre 2015, en pareja
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Limpieza
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Trato del propietario
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Entorno
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Equipamiento
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Relación calidad/precio
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Calidad del sueño
