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Bibliobuses, la lectura al alcance de los pueblos

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Bibliobuses
Bibliobús de Valladolid en el I Congreso Nacional de Bibliotecas Móviles. Por Wikimedia

Recostarse cómodamente sobre una hamaca al aire libre o sentarse con la espalda apoyada en un árbol frondoso, respirando naturaleza con un libro entre las manos. Es un sueño bucólico que tiene más de una persona cuando intenta proyectar cuál sería su destino ideal en ese preciso instante. La calma del pueblo y el placer de la lectura es un combo ganador, pero en algunos lugares hay un impedimento nada pequeño: no hay biblioteca pública.

El acceso a la cultura es un derecho –o debería serlo– que tienen todas las personas. En el caso de la lectura, no todo el mundo tiene libros en casa o puede comprarlos en la librería (bien porque el poder adquisitivo no lo permita, bien porque sea necesario desplazarse a otro lugar para poder comprarlos), y aunque sea difícil creerlo aún hay gente que se resiste a comprar por Internet o incluso rechaza a los grandes imperios de ventas. Existen, sí, como Asterix y los galos.

Por estas razones, los servicios como los bibliobuses son esenciales. Para entender mejor qué son y cómo funcionan, hemos hablado con Roberto Soto Arranz, presidente de la Asociación de Profesionales de Bibliotecas Móviles (ACLEBIM). Cultura para el pueblo sobre ruedas que llega a puntos como Taramundi, Talavera de la Reina o Gandia.

¿Cómo explicaría la importancia de los bibliobuses en la España rural?

Los bibliobuses son bibliotecas públicas que se desplazan al encuentro de aquellas localidades que carecen de cualquier otro servicio bibliotecario. Como tal biblioteca, son verdaderos recursos para la comunidad, al tiempo que dinamizan su vida social y cultural con sus recursos y actividades.

Los bibliobuses no solamente se dedican al préstamos de libros, revistas, DVD, audios… sino que también proporcionan servicios tan básicos como espacio público para el encuentro de los vecinos; empoderan, conservan y difunden su patrimonio inmaterial; proporcionan formación a lo largo de la vida, donde se incluye la propiamente digital; organizan actividades culturales que enriquecen la vida social y personal; mitigan la soledad, no sólo con sus lecturas sino también con su personal, expertos en escuchar; acercan las nuevas tecnologías a la población… en suma se trata de un servicio personalizado, de proximidad, de complicidad, que habla el lenguaje de sus usuarios prácticamente a la puerta de su casa.

¿Hay algún perfil de usuario definido? 

Aunque el público es muy variado, por sexo, las personas que más leen son las mujeres. En cuanto a las edades, predominan las personas ancianas y los niños.  En el primer caso suelen ser personas que viven solas, o viviendo en familia, se ocupan de los libros de todos sus miembros, aprovechando su tiempo libre para acudir al bibliobús en nombre de todos.

Con relación a los niños, los bibliobuses mantienen una relación muy estrecha con los centros educativos, para los que se convierten en una verdadera biblioteca escolar, tanto en beneficio del alumnado como de los docentes, grandes aliados y colaboradores de este servicio.

También existe un grupo de edad intermedio, lo que podríamos llamar población madura, que suele coincidir con las madres de los niños que el propio bibliobús atiende.

¿Hay mucha demanda del servicio de bibliobuses? ¿Cuántos préstamos se pueden llegar a hacer en un mes?

La presencia del bibliobús en nuestros pueblos desmiente el aserto de que los españoles no leen o leen poco, pues comprobamos cada día que cuando a los usuarios se les da la oportunidad la aprovechan. En cifras generales para el conjunto de España, la flota de 75 bibliobuses que recorre el país atiende a más de once millones de personas, es decir, uno de cada cuatro usuarios de biblioteca pública.

El volumen de préstamos varía mucho según datos como el tipo de territorio, la distancia de las localidades atendidas entre sí y de la base central del bibliobús, la orografía, la red viaria, el volumen de las poblaciones, la climatología, la periodicidad de las visitas…, pero para hacernos una idea, puede haber meses de hasta tres mil préstamos que hayamos registrado.

Si un pueblo quiere tener servicio de bibliobús, ¿qué tendría que hacer?

El primer camino es su solicitud de forma oficial. Los bibliobuses en España son servicios gestionados por las administraciones públicas y, como tales, hay que dirigirse a ellas siguiendo la normativa establecida. Es siempre aconsejable que la solicitud, aunque esté inspirada por ciudadanos de a pie, proceda de la alcaldía o de la presidencia de la junta vecinal de la localidad. 

A partir de ahí, la administración titular del servicio habrá de responder en una dirección u otra según la organización del servicio, su propia planificación y la disponibilidad de recursos suficientes. Nos consta que, como servicio esencial que es para nuestros pueblos, la contestación es afirmativa siempre que se puede.

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