Una tierra llana entre montañas (“nava”) cercada por pastores segovianos (“cerrada”) para controlar el ganado. De ahí el nombre de esta localidad de la sierra de Guadarrama, lugar de paso entre Segovia y Madrid, como en las comitivas reales que desfilaban por su puerto para dirigirse al palacio de la Granja.
Navacerrada tiene sus orígenes en la repoblación tras la Reconquista y ahora tú podrás reconquistar aquí tu tiempo libre. Entre cerrudos y cerrudas, que, aunque en un primer momento no sepas si suena muy bien, emanan mucho encanto. Por algo estos lares magnetizan a cuantos madrileños respiran a su alrededor, llamados por la proximidad de montañas con nombres tan sugerentes como la Bola del Mundo y la Maliciosa.
Pequeña expedición urbana
¿Qué es lo que hay que hacer?
- Buscar la iglesia de la Natividad de Nuestra Señora, donde en lo alto del campanario podrás ver cigüeñas posándose en sus nidos.
- Subir hasta la ermita de San Antonio, en la dehesa de la Golondrina, escenario de una romería el 13 de junio.
- Andar tras las apacibles sombras del paseo de los Españoles, con construcciones que van de lo tradicional a lo moderno.
- Beber de sus fuentes de interés: las de San Antonio, del Nogal y de los Ángeles.
Para no perderte detalle de su casco urbano, sigue una ruta que empieza en la puerta del parque de Muñoyerro (2,5 kilómetros, más de 2 horas). ¡Ahí lo tienes todo apuntado! Luego tuerce por calles que hablan de su pasado (con nombres de oficios, tradiciones…) y también de su presente y futuro, con sus muestras de arte moderno.
Naturaleza de Navacerrada
Navacerrada crece en Reserva de la Biosfera, lo acredita su carné de socia del Parque Regional de la Cuenca Alta del Manzanares (dentro de la sierra de Guadarrama). Hurgando en él están el valle, el pinar y el embalse de la Barranca, enclaves idílicos para dejar que pase el tiempo. Y un buen espacio para recrearse en ello será el área recreativa de las Vueltas.
Desde aquí también podrás echarle el ojo a la sierra de la Pedriza (a unos 20 kilómetros), el gran hit del parque, repleto de atractivos peñascos, cabras monteses y el vuelo de buitres. Y de riscos con nombres que recuerdan a los bandoleros que se escondían entre sus peñas, como el Cancho de los Muertos. Otros recovecos también sugieren leyendas, como la cueva de la Mora, donde se dice que se encerró la causante de los suspiros de un cristiano.
Cumbres nevadas, ¡coge tus esquís!
Este es uno de los motivos por los que Navacerrada atrae al turismo rural: su clima de montaña combinado con la estación de esquí de Puerto de Navacerrada, la más próxima a la capital madrileña y la segunda más importante de la cordillera del Sistema Central.
Pero estas vertientes no se hicieron sólo para la nieve y sus locos aficionados. También te podrás soltar en bicicleta: atravesando la sierra, por ejemplo, con la ruta de BTT que enlaza con el municipio de Soto del Real (caminos no asfaltados).
Y, si eres amante de ir pasito a pasito, aquí tienes algunos senderos que rondan la población:
- Paseo por el embalse, desde el centro del pueblo (3 kilómetros, 1 hora y 30 minutos, circular). Te cruzarás con patos azulones, somormujos y otros tipos de aves.
- Dehesa de la Golondrina, desde la entrada del pueblo (3 kilómetros, 2 horas, ida y vuelta). Bosques, fuentes, cimas con buenas vistas, el barranco de la Fuente del Buey y la ermita de San Antonio.
- Senda de los Almorchones (3-4 kilómetros, 2-3 horas). Podrás escoger entre distintos itinerarios, que te conducirán a fuentes y a las presas de Majalespino y Navacerrada, con un bonito mirador. La montaña de la Maliciosa y el río Navacerrada se dejarán ver en sus facetas más fotogénicas.
- Nacimiento del río Manzanares (10 kilómetros, 4 horas, ida y vuelta). Se puede dejar el coche en el aparcamiento del valle de la Barranca-fuente de la Campanilla-collado del Piornal. En invierno se añade la dificultad de la nieve y el hielo. No se aconseja en días nublados o tormentas eléctricas fuertes, por falta de refugios.
- El Camino de Santiago de Madrid (321 kilómetros), que entronca con la población leonesa tras pasar por campos, montañas y mesetas, y pueblos de la sierra de Guadarrama como Navacerrada.
Bocados de tradición
Una de las fechas que más esperan los cerrudos es el 13 de junio, para celebrar las Fiestas de San Antonio de Padua, su patrón. Todo empieza desayunando rosquillas con anís: un poco de carburante para subir después en procesión hasta la ermita. Luego el tiempo se reparte entre juegos, doma de caballos y corta de troncos. Y se vuelve a llenar la panza, esta vez con limonada y unas ricas patatas con costillas.
Otro día a celebrar es el 8 de septiembre, en honor a Nuestra Señora de la Natividad, su patrona. Unas jornadas llenas de música, pasacalles y competiciones deportivas que pueden servir de excusa para zambullirse de lleno en la suculenta gastronomía de la sierra de Guadarrama, acompañada de vinos madrileños.