Magazine Cultura El cementerio de los ‘Curros’, la mascota de la Expo ‘92

El cementerio de los ‘Curros’, la mascota de la Expo ‘92

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Curro, la mascota de la Expo ‘92
Por Romano Antigüedades

1992 fue un buen año para las mascotas oficiales en España. Los Juegos Olímpicos se celebraron en Barcelona, que aprovechó de paso para remozarse y Sevilla acogió la Exposición Universal, evento que también trajo nuevas infraestructuras para la ciudad. Ambos actos supusieron la proyección del país al mundo –o, al menos, eso se esperaba en su momento– y por supuesto, necesitaron unos personajes oficiales que animasen el cotarro.

Cobi fue el elegido para las Olimpiadas. Creado por el famoso diseñador valenciano Javier Mariscal, está inspirado en un gos d’atura (un perro pastor propio de Cataluña) y aunque al principio no causó demasiado entusiasmo se acabó convirtiendo en toda una estrella. Desde su presentación en 1989, se vendieron figuras con su forma y camisetas, llaveros, pins, ceniceros, imanes para la nevera, gorras y casi cualquier cosa con su imagen estampada que sirviese para promocionar los JJOO y ganar dinero, claro.

Pero la fama de Curro, el representase la Expo ‘92 de Sevilla, no fue menor. En este caso, el padre de la figura fue el diseñador alemán de origen checoslovaco Heinz Edelmann. No era precisamente un desconocido ya que en su currículum figuraban trabajos tan importantes como haber sido el diseñador de los personajes y director artístico de la película El submarino amarillo, la película de The Beatles.

Su propuesta ganó a las de autores tan conocidos –al menos en el circuito de la ilustración y el diseño– como Miguel Calatayud o Antonio Mingote. De hecho, en su momento hubo una polémica porque la mascota acabó llamándose Curro, nombre propuesto por Mingote para su creación y no Francis, como había pensado Edelmann. El final de la historia ya se sabe.

Curro tiene un físico mucho más estrambótico que el de Cobi, más discreto y puede que refinado. Edelmann diseñó un pájaro sonriente con cresta y pico de colores que caminaba mucho mejor que cualquier otra ave gracias a sus patas de elefante. Todo el mundo quería una foto con él, especialmente los niños una vez se acostumbraban a su tamaño y su pico desproporcionado. Era tan popular que incluso fue azafato del no menos popular programa de TVE Un, dos, tres…

Por supuesto, la cantidad de artículos publicitarios que se crearon con la imagen del pájaro fue bárbara, similar al de Cobi. Es posible que ese año Cobi y Curro se encontrasen en la superficie de numerosas neveras del país y en la zona de camisetas de los armarios.

Muchos de los viajes dentro del país fueron a Sevilla y Barcelona evidentemente y los souvenirs todavía no se consideraban algo hortera en la década de los ‘90 (mucha gente sigue sin considerarlos a día de hoy). De hecho, ahora ya ha pasado el tiempo suficiente como para que los que fueron niños en aquel momento recuperen su pin de curro para darle a su estética un detalle ‘retro’.

Después de la fiesta, viene la resaca

cementerio de los curros
Por Romano Antigüedades

Pero aquellos macro-eventos, que en su momento representaron la euforia de un país que se sentía en crecimiento, dejaron un número considerable de espacios vacíos, infraestructuras sin función aparente y objetos ya desfasados nada más acabar. Entre ellos, las figuras de la mascota alegre de la Expo de Sevilla que, básicamente, se jubiló. Tenían todas las papeletas para acabar en la basura, pero el destino las llevó a un espacio que se conoce popularmente como el ‘Cementerio de los Curros’.

En realidad, se trata de una tienda llamada Romano Antigüedades situada en Alcalá de Guadaíra (Sevilla). Inició su actividad en 1969, de la mano de Antonio Rico y en 1981 se convirtió en una empresa más grande, con unas instalaciones de 30.000 metros cuadrados. En su catálogo tiene muebles (algunos procedentes del importante Hotel Alfonso XIII Gran Lujo de Sevilla que se remodeló en 2003), azulejos y productos de barro, puertas, forjas y hasta columnas. 

cementerio de los curros
Por Romano Antigüedades

Según indican en su página web, el negocio es conocido: “en el mundo audiovisual como “la chatarrería del cine” (…) ha sido escenario de videoclips, series y numerosas sesiones de fotos. Además, una gran cantidad de artículos han sido alquilados y vendidos a películas y series, como Juego de Tronos o The Crown”. Entre sus clientes VIP señalan a “Pepe Domínguez del Olmo, jefe de decoración de escenarios para series y películas, y ganador de un Goya por la dirección artística de La Isla Mínima”.

Para los que no se mueven en los círculos artísticos, la empresa es más famosa por ser la que acoge a todos esos Curros que se quedaron sin labor. “Los compramos en una subasta que hicieron cuando acabó la Expo”, nos explica Javier Hermosín, de Romano Antigüedades, vía correo electrónico. En su momento se hicieron con “unos 500 y me quedan unos 100, los otros se vendieron todos”.

Pero, por mucho carisma que tenga la mascota y la nostalgia que despierte ¿quién va a querer adquirir uno de esos ejemplares? Actualmente una figura vale 225 euros y un balancín 340€. Hermosín afirma, sin embargo, que sus clientes “son casi todo particulares, pero también algunas empresas que les han cambiado el monedero y los están explotando en sus negocios”.

cementerio de los curros
Por Romano Antigüedades

No es el único material procedente de la Expo ‘92 que tiene en su catálogo. También hay “botellas de Coca-Cola, monolitos de piedra, todas las matrículas de los vehículos, los carteles informativos de todo tipo. Pero la verdad es que lo que llama la atención son los Curros”. La diferencia del interés que generan se nota hasta en el precio: la figura de la mascota supera los 200€ mientras una botella del refresco de cola solo 40€.

Las imágenes de todos esos Curros colocados en estanterías en una superficie exterior causa sentimientos encontrados. Al fin y al cabo son una representación material de que todos los excesos tienen su cara B y que el tiempo pasa para todos. Afortunadamente, esas figuras –que tienden a humanizarse quizás porque en su momento fueron seres vivos– aún tienen una segunda oportunidad. Romano Antigüedades no es un cementerio, es una residencia de descanso para Curro.

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2 comentarios

Interesante 16 de octubre de 2020 - 11:08

Interesante

Responder
Pep 19 de noviembre de 2023 - 21:07

Son cursis los souvenirs? Dentro de algunos años se dirá que es Pop. Como pasa con todo lo cursi…

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