Cala Morell es mucho más que una playa paradisíaca y un buen lugar en el que hacer snorkel en Menorca. Si nos dejamos perder por sus alrededores veremos como de sus barrancos de piedra hay esculpidas varias cuevas. En total hay unos catorce recovecos que, antiguamente, tenían uso funerario. Era una necrópolis y, como indica la propia palabra de origen griego, etimológicamente puede traducirse como “ciudad de los muertos”.
Resulta fascinante poder pasear entre hipogeos que se conservan en tan buen estado y que han sido excavados en la roca hace miles de años. Se trata de uno de los cementerios prehistóricos más espectaculares y completos de la isla con tragaluces, bóvedas, escaleras y columnas con capitel incluido. En este artículo queremos conocer un poco más en profundidad este legado prehistórico que estuvo en uso desde el 1700 a.C. hasta el siglo II d.C. y que se encuentra en primera línea de mar.
Los primeros pobladores y orígenes de la necrópolis de Cala Morell
La necrópolis de Cala Morell fue creada por los primeros pobladores, los cuales tardaron un poco más en llegar si tenemos como referencia la península. Entre las razones encontramos la lejanía de las costas (200 Km separan la península de la isla), la limitación de recursos (viento y elevada salinidad) y la clara división creada por razones geológicas (zonas más planas y reservas de agua en la mitad sur de la isla y zonas menos favorecedoras para el desarrollo de la agricultura y ganadería en el norte).
Tal y como establece Menorca Talaiòtica y el Departamento de Cultura y Educación del Consell insular de Menorca: “La primera población humana estable de Menorca se enmarca en las corrientes culturales propias de la Europa occidental, el megalitismo. La evidencia material más antigua de ocupación de la isla son ciertos tipos de construcciones de carácter funerario”. Es en estas construcciones donde destaca la necrópolis de Cala Morell, un espacio colectivo donde los muertos descansaban sin importar su estatus social.
Algo que tienen en común los espacios que eran destinados a uso funerario es su ubicación, todos siguen los mismos patrones y estaban alejados de los vivos, ubicándose normalmente en barrancos, lugares poco frecuentados o en playas alejadas. Lo mismo ocurre con la necrópolis de Cales Coves, excavada en un barranco de difícil acceso entre Sant Climent y Alaior, y donde se han encontrado más de 100 tumbas.
Ruta por los catorce hipogeos de la Cala Morell
La necrópolis de Cala Morell esconde un total de catorce hipogeos que habían sido destinados al enterramiento. Se cree que también habían sido lugar de ofrendas pero lo cierto es que de la población que habitaba por aquel entonces la isla y de sus costumbres se sabe poco.
Sabemos que son un legado fascinante y que a día de hoy siguen conservando muchos de sus espacios y elementos como columnas, patios, altares e incluso camas funerarias. Si nos dejamos perder por su conjunto descubriremos un recorrido gratuito, de poco más de una hora de duración, que nos hará retroceder en el tiempo y disfrutar de un viaje a la prehistoria menorquina.
El recorrido comienza en la urbanización de Cala Morell (accediendo por la carretera de Ciutadella a Cala Morell), muy cerca de la playa que recibe su mismo nombre y en primera línea de mar. También se puede llegar a través del famoso Camí de Cavalls, en el tramo que va de Algaiarens a Cala Morell o la etapa de Cala Morell hasta el fascinante Faro de Punta Nati.
Cada hipogeo es un mundo y todos pertenecen a años distintos. “Las conocidas como cuevas 11 y 12 están fechadas hacia el 1600 a.C. y son las más antiguas y pequeñas del grupo; mientras que el hipogeo 9 cuenta con un patio exterior que se ha convertido en un estanque temporal”, explican desde el Departamento de Cultura y Educación.
Hay varios patios en las entradas de los hipogeos, tal y como nos explican desde el Consell Insular de Menorca, se cree que estaban cubiertos de agua y que eran una especie de división y transición entre el mundo de los vivos y el mundo de los muertos. “Hay también una clara diferencia entre las cámaras más antiguas y las más recientes. En las primeras cámaras resulta imposible ponerse de pie mientras que en el resto de hipogeos (del siglo 6 hasta el siglo 2 d.C. ) son más grandes y estaban pensadas para que los vivos pudieran moverse con cierta soltura en su interior”.
Llama la atención también el hipogeo 4, que conserva relieves tallados en la roca de esencia y estilo clásico recordándonos la clara influencia de las culturas clásicas que llegaron hasta la isla. Desde EscapadaRural hemos podido hablar con el Servicio de Patrimonio del Consell Insular de Menorca y nos afirman que dentro del hipogeo número 4 hay un altar excavado en la roca y, aunque no se tenga mucha información, se cree que cada hipogeo puede llegar a representar una familia.
El hipogeo 4 lo reconocerás enseguida ya que su fachada no pasa desapercibida, se conserva sorprendentemente bien y es uno de los más grandes, con un relieve similar a un altar o cama funeraria.
Una vez nos encontramos en el interior de los hipogeos destaca un elemento que suele hallarse en bastantes cuevas: los conocidos como capades de moro. No se sabe mucho del origen de estos pequeños agujeros tallados en la roca, pero se cree que podrían tener la finalidad de alumbrar (antorchas), depositar alguna ofrenda o quizás para enterrar/depositar urnas de niños. También se pueden encontrar en su exterior, a aproximadamente un metro de altura, suelen tener unos 60 cm de ancho y su forma recuerda a la de un cráneo.
Menoca Talayótica: candidata a Patrimonio Mundial de la UNESCO
La isla más alejada de la península salvaguarda auténticos tesoros y yacimientos prehistóricos que conviven con la población, el paisaje menorquín y los miles de turistas que la visitan cada verano. Son muchos los puntos de interés que destacan en el mapa y la verdad es que somos unos afortunados, ya que se pueden llegar a encontrar en casi cada rincón.
Tal y como establece Menorca Talayótica, el Departamento de Cultura y Educación del Consell insular de Menorca: “Esta cultura nos ha legado monumentos con más de dos mil años de antigüedad que están distribuidos por toda la isla. La candidatura a Patrimonio Mundial la forman nueve componentes que, junto con otros monumentos fuera de estas áreas, ofrecen un panorama completo de la prehistoria de Menorca”.
Estos componentes son: Llanos de Ciutadella, área Suroeste, área del Migjorn Occidental, área de Barrancos del Centro-Sur, área entre los Barrancos de Torrevella y Cala en Porter, área Sureste – Alaior, área Sureste Maó, Poblado de Trepucó y área Noroeste de Tramuntana.
Aunque la necrópolis fuera utilizada desde la época pretalayótica, son varios los yacimientos que se encuentran en sus alrededores y que bien merecen una visita ya que dejan con la boca abierta a todo aquel que se acerca. De hecho, son más de 52 los yacimientos visitables en todo Menorca, con acceso total e información disponible, listos para volver a ser descubiertos una y otra vez. Hay algunos que pasan desapercibidos y que solo unos pocos afortunados saben de su existencia como la pequeña necrópolis de Cala Blanca, Son Bou o Caparrot de Forma.
Si no se dispone de mucho tiempo, desde la Agencia de Estrategia Turística de las Islas Baleares se recomienda descubrir estas maravillas a través de la Ruta Talayótica. Este itinerario permite conocer de forma rápida los yacimientos más representativos y a la vez hacernos una idea de cómo era la isla hace miles de años. La ruta comienza con el yacimiento arqueológico Taula i Talaiot de Trepucó, el Poblat de la Torre d’en Galmés, la Naveta Es Tudons, Talaiot Talatí de Dalt, Talaiot Torre Trencada, el yacimiento arqueológico Torralba d’en Salort y la fascinante necrópolis de Cala Morell.
Se dice que Menorca cuenta con más de 1.500 yacimientos prehistóricos (periodo pretalayótico, talayótico y postalayótico) y que para poder conocerlos en profundidad se necesitan varias semanas. No todos son accesibles (algunos se encuentran en propiedades privadas, mal estado, de difícil acceso, etc.) pero son otro de los principales atractivos de la isla. Quizás no suelan llamar tanto la atención pero son un tesoro que junto a sus playas, naturaleza, cultura y rica gastronomía hacen que Menorca sea un destino único e inigualable.
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