La Casa de Murias

Experiencia agridulce

Esther M

La estancia empezó con mal pie. Íbamos a llegar sobre las 9 de la noche, pedimos que la calefacción estuviera encendida. Cuando llegamos la casa estaba helada, la habían dejado a 15º. La subimos al máximo pero hasta que se calentó estuvimos con los abrigos. Pedimos que pusieran la cuna en una habitación de matrimonio, dijeron que la dejaban en una habitación y que nosotros la pusiéramos donde quisiéramos. La dejaron en la habitación de abajo de dos camas, las de matrimonio estaban en el piso de arriba. Tuvimos que subir la cuna por la escalera, que es incomodísima. Deberían haber subido ellos la cuna desmontada, no nosotros. Cuando fui a acostar a la niña no había sábanas para la cuna. Llamamos a Ana y nos dijo que no tenían sábanas de cuna y que se les pasó comentárnoslo. Elena no trajo sábanas hasta las 23:30, tuve que acostar a la niña en mi cama. Nos trajeron muchísimas sábanas de cuna, ¿no decían que no tenían? No está preparada para personas con movilidad reducida: La planta baja tiene el suelo de piedra incómodo e irregular, deberían nivelarlo para evitar tropiezos. Escalera muy empinada con escalones muy estrechos. Salón incomodísimo, desde los sofás a los bancos de la mesa sin respaldo y sillas de tijera. La comodidad en el salón brillaba por su ausencia. Detalles descuidados: Cocina con mucho menaje pero con pocas cucharillas pequeñas. Lamparitas de noche colgadas altísimas, imposible alcanzarlas tumbado. No había bolsas de basura, la luz del distribuidor de la cocina fundida, solo un cuarto de baño tiene baldas. En el primer baño de arriba había que dejar las cosas en la cisterna porque la cestita que había era enana, mampara rota, la luz de emergencia de la planta de arriba no funcionaba, colchones incomodos, sabanas con pelotillas Ana y Elena fueron muy amables. Elena trajo una caja de hojaldres por los descuidos. El pueblo es tranquilo. Cuando la calefacción y la chimenea funcionaron se estaba muy calentito. La experiencia, agridulce. Una pena

Casa con encanto

Cristina Drasovean

Estuvimos en la casa en el puente del finales de noviembre junto con unos amigos y lo pasamos estupendente. Los niños disfrutaron mucho tanto de la casa que es espaciosa y con mucho comodidades, como de los alrededores del pueblo. La verdad es que nos sentimos como si fuéramos en nuestra casa. Las dueñas majisimas y el pan con el bizcocho que encontramos a la mañana siguiente de nuestra llegada muy buenos. Os recomendamos la casa, merece la pena concerla y también los alrededores . Un beso grande a las dueñas, que han echo un trabajo fenomenal para restaurar la casa! Fam: Drasovean y Sandru