La Rioja es la comunidad autónoma peninsular más pequeña y supera, por poco, a las insulares: tiene 5.045 m2, apenas unos más de los 4.492 m2 de las Islas Baleares. También es la menos poblada de España con sus 325.000 habitantes. Pero que las cifras no te lleven a engaño. No pases de largo en tierras riojanas porque en muy poco espacio esconde una gran variedad de tesoros naturales, culturales y patrimoniales en las que se pueden vivir experiencias únicas durante todo el año. ¡Y sin tener que recorrer grandes distancias!
- La Rioja Alta, una tierra marcada por el Camino de Santiago y el vino
Comenzamos por La Rioja Alta, un destino muy diverso y que es tierra de caminos. Es un lugar clave en el Camino de Santiago Francés, el más popular de todos los que peregrinan a Galicia. El pueblo de Santo Domingo de la Calzada es la encrucijada donde confluye con el Camino Vasco del Interior y recibe al caminante con una Catedral espectacular y una historia inolvidable: es la única del mundo con animales viviendo en su interior, un gallo y una gallina, en homenaje al milagro de “la gallina que cantó después de asada”. Otro municipio marcado por las flechas amarillas jacobeas es Nájera, con el Monasterio Santa María la Real, que engaña por fuera: tiene un aspecto austero, pero dentro alberga una gran espectacularidad.
La Rioja Alta es tierra de celebraciones en las que no se visita, sino que se participa como uno más en la Danza de los Zancos de Anguiano o los “Picaos” de San Vicente de la Sonsierra. También es una parada obligatoria los Monasterios de Yuso y Suso, el lugar en el que surgió el escrito más antiguo del mundo en castellano.
Esta tierra tiene el paisaje modelado por las viñas, de cuyo fruto se hace el vino que configura la identidad riojana. Una parada obligatoria es el Barrio de La Estación de Haro, donde está la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo. Para vivir esta cultura de forma más festiva, hay que marcar en el calendario la Batalla del Vino de Haro. En invierno, esta región es conocida por la estación de esquí de Valdezcaray, en plena Sierra de la Demanda.
- La Rioja Media, Logroño y gastronomía de barra y mesa
En la guía seguimos por la Rioja Media, que es donde está la capital, Logroño. Es una ciudad vibrante con un rico patrimonio histórico, el idílico Parque el Ebro junto al río y un gran ambiente de pinchos y vinos en calles de “chiquiteo” como San Agustín, Portales o Laurel, o sentarse en mesa para degustar unas buenas chuletillas al sarmiento y patatas a la riojana. En definitiva, para saborear los pequeños momentos.
Para conocer más sobre el pasado riojano, es interesante acercarse a los yacimientos romanos de la antigua ciudad de Vareia (hoy Varea), con ruinas con más de 2.000 años de historia. La huella del Camino de Santiago también es palpable en esta región riojana, por ejemplo, con los restos del Hospital de San Juan de Acre de Navarrete, del siglo XII. Los amantes del golf tienen aquí tres campos que abren todo el año y están en plena naturaleza: Logroño, Cirueña y Sojuela.
- Historia y grandes paisajes en La Rioja Oriental
Acabamos la ruta en La Rioja Oriental, un destino ideal para los amantes de los planes históricos y al aire libre. Empezamos a lo grande, viendo huellas de dinosaurios. Podemos contemplarlas en los yacimientos de icnitas de Enciso, Igea y Cornago. Avanzamos en el tiempo conociendo la impronta que dejaron los pueblos romanos y celtíberos en la zona, como en Calagurris (la actual Calahorra), o en el yacimiento de las Eras de San Martín, de la ciudad romana de Graccurris.
El centro de interpretación Contrebia Leucade, en Aguilar del Río Alhama, explica el mundo celtíbero que pobló la región. Ya inmersos en la Edad Media, podemos visitar el palacio fortificado de Aguas Mansas de Agoncillo, la fortificación rupestre de Inestrillas o el Castillo de Arnedo. Son vestigios que nos cuentan de dónde venimos y lo que somos.