Monasterio de Yuso. Por: Rafael Lafuente - La Rioja Turismo
La Rioja es un pequeño territorio enclavado en el norte peninsular. Decimos ‘pequeño’ en el sentido literal, por la poca superficie que tiene, pero en el sentido metafórico es, realmente, un gran destino para descubrir en cualquier momento del año. Es un lugar para conectar con una naturaleza que habla sin palabras y donde verdaderamente se aprecia lo cotidiano.
Nos acercamos a la región de La Rioja Alta, que es su parte más occidental y también la más montañosa. Un lugar muy polivalente, con muchas fiestas culturales, una gastronomía muy relacionada con el vino, una estación de esquí para practicar deportes invernales, un rico patrimonio cultural y la siempre presente huella del Camino de Santiago…
Una región atravesada por el Camino de Santiago
Paseando tranquilamente por los municipios de Rioja Alta, no debería sorprendernos ver a decenas de caminantes viajando con pesadas mochilas. Y es que esta zona es atravesada de lleno por el Camino de Santiago, un buen plan para conocer, sin prisas, algunos de los elementos representativos de La Rioja. De hecho, en Santo Domingo de la Calzada es donde confluyen el Camino Francés –el más popular– y el Vasco del Interior –que sale de Irún–. Un cruce de senderos históricos que hoy sigue suponiendo un importante intercambio cultural.
Una parada obligatoria de los caminantes y visitantes es la Catedral de Santo Domingo de la Calzada, que esconde la peculiaridad de ser la única del mundo que tiene animales viviendo en su interior, un gallo y una gallina en recuerdo del famoso milagro: “La gallina que cantó después de asada”.
Otro punto de paso emblemático del Camino de Santiago por tierras riojanas es Nájera, con un rico patrimonio histórico, en el que destaca el Monasterio Santa María la Real, de aspecto austero, pero con una gran espectacularidad en su interior. Los caminantes también visitan Cirueña, cerca del Monasterio de San Millán de la Cogolla; así como los pueblos rurales y entre cultivos de Azofra, Grañón, Ventosa y Alesón.
Fiestas inolvidables con mucha tradición
La fiesta es una buena manera de adentrarse en la cultura de La Rioja y de mezclarse con locales. Porque aquí el que llega de fuera no visita, sino que participa como un riojano más. Sus celebraciones están mezcladas con la tradición y con el sabor de la zona, como es la Batalla del Vino de Haro, una Fiesta de Interés Turístico Nacional que atrae a miles de personas el 29 de junio.
Como arma, sirve todo: desde garrafas y cubos hasta sulfatadoras y pistolas de agua. Ahora bien, munición solo hay una: el vino, del que se llegan a lanzar unos 70.000 litros. Una pelea similar tiene lugar a finales de julio en San Asensio, donde celebran la Batalla del Clarete, con vino fresco y joven. Aquí el vino no es un acompañante ni una bebida más, tiene alma propia y es uno de los pilares de la identidad riojana.
Otros eventos más tranquilos que vale la pena ver son la “Procesión de las Doncellas” del 11 de mayo en Santo Domingo de la Calzada, donde unas mujeres van de blanco y llevan pan en un cestillo sobre sus cabezas en compañía de gaiteros y danzadores; o las Ferias de la Concepción, en el mismo municipio, que se celebra en diciembre y consta de un Mercado del Camino, con productos relacionados con la vía senderista y espiritual, y Mercado Medieval, así como feria de productos ecológicos que invitan a degustar los auténticos sabores de siempre.
En el pueblo de Anguiano podemos admirar la tradicional Danza de los Zancos en julio y septiembre. Es un espectáculo en el que ocho danzadores desafían a la gravedad bailando sobre unos zancos y por una empinada cuesta empedrada con más del 20% de inclinación. Es sorprendente contemplar cómo mantienen el equilibrio en esta expresión tan genuina de comunidad.
Otra festividad curiosa de La Rioja Alta es la última y única manifestación del rito penitencial mediante flagelación que queda en España: los “Picaos” de San Vicente de la Sonsierra. Tiene lugar en Semana Santa, pero también en la Cruz de Mayo y en la Cruz de Septiembre. En San Vicente de la Sonsierra hay que descubrir los restos de un castillo-fortaleza alzado sobre un cerro y con función defensiva. Los pueblecitos de la Sonsierra riojana para conectar con la naturaleza son Ábalos y Briñas, al norte del río Ebro, con paisajes muy vinculados al vino.
Seguimos con otro evento imprescindible en la agenda riojana como es la Crónica Najerense. Es una fiesta de carácter histórico que se celebra anualmente en julio en Nájera y que evoca la historia medieval de la ciudad a través del teatro.
Un patrimonio muy relacionado con el vino
Hablar de La Rioja es hablar de vino, un producto clave que nace en el campo y acaba con una copa alzada al cielo. Si sus paisajes están modelados por las viñas, su patrimonio histórico y cultural está muy relacionado con su preciado caldo.
Empezamos la ruta en el Barrio de La Estación de Haro, con la mayor concentración de bodegas centenarias del mundo. Es la “milla de oro” del vino de Rioja. Y si viajamos a finales de junio, ¡nos podemos topar con la mencionada Batalla del Vino! No hay que dejar de degustar buena gastronomía de barra con los pinchos de la Herradura de Haro.
Para aprender más sobre una de las mejores bebidas del mundo, hay que visitar el Museo Vivanco de la Cultura del Vino en Briones. Es un espacio museístico un tanto peculiar, con sala de degustación y el Jardín de Baco, una colección de vides con más de 220 variedades de todo el mundo.
Sin salir del pueblo, podemos aprovechar para conocer las murallas y el castillo-fortaleza de Briones, de libre acceso y con mirador de la villa y del entorno. Nos podemos empapar de un auténtico ambiente medieval en las Jornadas Medievales de Briones que tienen lugar el tercer fin de semana de junio. Es un evento popular que nos transporta al siglo XIV con representaciones de los diferentes oficios de la época como hilanderas, tejedoras y alfareros, exhibiciones de cetrería, combates entre caballeros y una obra de luz y sonido nocturna.
En San Millán de la Cogolla están los Monasterios de Yuso y Suso, que son Patrimonio de la Humanidad, y donde surgió el escrito más antiguo del mundo en castellano. En Cañas, entre un bonito paisaje de viñedos, se alza una de las primeras abadías cistercienses que se fundaron en España, el Monasterio de Santa María de San Salvador. Acabamos la ruta histórica en el Palacio fortificado de Sajazarra, con una esbelta torre del homenaje cercada por torreones octogonales.
Deporte en un entorno privilegiado
La Rioja Alta es la región más montañosa de la comunidad autónoma. Por eso, no es de extrañar que sus cumbres se vean teñidas de blanco en invierno. ¡Y eso significa esquí! En el corazón de la Sierra de la Demanda se encuentra la única estación riojana, Valdezcaray, muy cómoda, acogedora y familiar. Tiene 26 pistas con diferentes niveles de dificultad e itinerarios para hacer rutas con raquetas de nieve.
Otro deporte que se puede practicar en estas tierras es el golf, con parajes con excelentes vistas como las que ofrece el campo de golf de Sojuela o el de Cirueña. Un paisaje marcado por las viñas nos invita a acercarnos a ellas practicando senderismo. Los colores son cambiantes, desde la sobriedad invernal con vides sin hojas hasta la exuberancia verde de la primavera, la aparición de los primeros frutos y sus bayas rebosantes en otoño, listas para su recolección. Podemos recorrer los campos a pie, en bicicleta e incluso en globo o quad.
En Rioja Alta hay sitio para disfrutar de las pequeñas cosas. De lo que marca la identidad riojana, de lo que cuenta lo que fuimos y somos, de que siempre hay una buena excusa para celebrar. Nunca el tamaño había importado tan poco.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.
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