Las bodegas subterráneas que inspiraron a Gaudí

Perfil Carmen López, periodista

Escrito por

06.03.2025

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6min. de lectura

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Bodegas subterráneas de Baltanás, Palencia. Por David Paniagua.
Bodegas subterráneas de Baltanás, Palencia. Por David Paniagua.

Se dice que en una visita a tierras palentinas, Antonio Gaudí encontró la inspiración para el diseño de la Casa Milà, también conocida como La Pedrera, que se erigió en Barcelona. En concreto, fueron las bodegas subterráneas de Baltanás las que encendieron la bombilla de la idea que después plasmó en las chimeneas del edificio, uno de los más visitados (y fotografiados) de la capital catalana. La investigadora Ana María Férrin es la defensora principal de esta suposición que expone en su libro Regreso a Gaudi’s Place, y que todo el mundo parece dispuesto a apoyar.

Baltanás es un pueblo situado a menos de 30 kilómetros de Palencia, en la comarca del Cerrato (de la que es capital). En 2015, el barrio de las bodegas consiguió el título de Bien de Interés Cultural (BIC) con categoría de conjunto etnológico y, en 2018, el pueblo fue nombrado Municipio Rural Europeo por la Unión Europea. Dos distinciones que han contribuido a una fama que se ha fermentado con el paso de los años, como las uvas del vino que se producía en sus 374 bodegas subterráneas, las que inspiraron al genio del modernismo catalán.

Bodegas excavadas hace más de cinco siglos

Las bodegas se distribuyen en seis niveles diferentes y todas sus puertas tienen una característica en común: tienen aperturas que permiten la entrada del aire. Así, con esta ventilación y con su ubicación, se logra que el interior se mantenga siempre a una temperatura idónea para fermentar el vino, sobre los 12 grados. La Denominación de Origen del producto es la de Arlanza.

Bodegas subterráneas de Baltanás, Palencia. Por David Paniagua.
Bodegas subterráneas de Baltanás, Palencia. Por David Paniagua.

Los lagares más antiguos se excavaron hace cinco siglos en un cerro cercano al barrio del Castillo, que alcanza los 819 metros de altura en las Erías. Lamentablemente, no quedan restos de esa fortificación que databa del siglo IX y que aparece en las escrituras de compra del pueblo por parte de Pedro de Zúñiga, en 1543.

Además de las bodegas particulares, en Baltanás también había cuatro comunitarias –como ocurre en otros sitios con los hornos, por ejemplo– con sus herramientas necesarias para la fabricación del vino. A día de hoy, los espacios particulares se utilizan más bien como lugares de reunión ideales en cualquier época del año por su adaptación al clima (sobre todo por el fresquito en verano, cuando el sol aprieta en Palencia). Las herramientas comunes se pueden ver en el centro de interpretación del pueblo, mientras que los utensilios privados están en los lagares cuyos dueños han conservado y abierto al público.

Chimeneas de las bodegas subterráneas de Baltanás. Por Jorge Anastacio.
Chimeneas de las bodegas subterráneas de Baltanás. Por Jorge Anastacio.

El pueblo de Soria que podría ser su hermano «gemelo»

A menos de dos horas de estas bodegas se encuentran las de Atauta, un municipio soriano perteneciente al Ayuntamiento de San Esteban de Gormaz en la comarca de la Ribera del Duero, donde también se aprovechó la tierra para construir bodegas subterráneas. No son tantas como las del pueblo palentino –141 bodegas subterráneas, 9 lagares y 19 lagaretas– pero también han sido declaradas Bien de Interés Cultural.

Allí, algunos propietarios aún elaboran vino y usan estos espacios como pequeñas residencias en el campo a las que ir a comer, beber y pasar el rato. Algunas están tan acondicionadas que dan ganas de quedarse a vivir en ellas. 

Qué ver en Baltanás más allá de las bodegas subterráneas

Iglesia de San Millán. Por Jorge Anastacio.
Iglesia de San Millán. Por Jorge Anastacio.

Aunque las bodegas sean su rasgo distintivo más potente, lo cierto es que en Baltanás hay más cosas que visitar. Por ejemplo, el museo del Cerrato Castellano, situado en un edificio del siglo XVIII que, en su tiempo, fue el hospital de Santo Tomás. Su fachada es barroca y a su lado hay otra construcción interesante pero de estilo modernista. En este centro hay una pinacoteca en la que se pueden ver obras de pintores cerrateños como Pedro Mozos (1915-1982), palentinos como Casado del Alisal (1831-1886) o castellano leoneses como Aurelio García Lesmes (1884 -1942). 

Asimismo, se puede ver una muestra permanente de arte sacro, en la que destaca la imagen de la virgen de Revilla; restos arqueológicos que se encontraron en la comarca del Cerrato, como sarcófagos o cerámicas que residían bajo la iglesia de Tabanera de Cerrato; y documentos que atestiguan hechos de la historia de la zona. Además, el museo también acoge exposiciones temporales.

Bodegas de Baltanás. Por David Paniagua.
Bodegas de Baltanás. Por David Paniagua.

Una de las piezas más importantes del patrimonio de Baltanás es la iglesia de San Millán, que data del siglo XVI. Situada en la parte más alta del pueblo, es de estilo renacentista y en su interior reposa un retablo mayor de estilo barroco que tiene una imagen del santo al que está consagrado el templo, un Cristo del siglo XIV. También hay pinturas del artista palentino Felipe Gil de Mena, que vivió en el siglo XVII.

La figura de Belén más antigua de España

Otro edificio religioso importante es la ermita Nuestra Señora Virgen de Revilla (su imagen, como se ha mencionado, está en el museo), consagrada a la patrona de Baltanás. Cabe destacar que dicha talla del siglo XIII está considerada la figura de Belén más antigua del país, según el historiador Francisco José Gómez. 

Ermita Nuestra Señora Virgen de Revilla
Ermita Nuestra Señora Virgen de Revilla. Por Henry Delors

El motivo de que resida en el centro es bastante rocambolesco. La noche del 8 de septiembre de 1981 –festividad de la patrona–, la banda del ladrón de arte René Alphonse Vanden Bergue, más conocido como Erik El Belga, se llevó de la ermita las figuras de la Huida a Egipto. Entre ellas la de la virgen que, tras muchas vueltas e investigaciones, apareció en Francia. 

Para terminar la visita, nada mejor que degustar productos de la tierra. Por supuesto, su vino, pero también manjares como el chorizo de Cantimpalos, las jijas (picadillo de cerdo), el queso de oveja de Palencia o el salchichón de caballo típico de la provincia. 

Perfil Carmen López, periodista

Carmen López

Soy periodista y escribo sobre cosas que importan en sitios que interesan desde hace más de una década.

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