6 pueblos de Madrid que parecen el escenario de un cuento de Navidad

Hasta los menos entusiastas de la Navidad (esos a quienes sus conocidos llaman Grinch y ponen los ojos en blanco cuando suena un villancico) sentirán algo de emoción ante este plan: visitar un pueblo con espíritu navideño. La combinación de alumbrado, adornos, mercadillos y belenes, entre otras muchas posibilidades, promete un rato agradable y, al menos, una pizca de ilusión.

Aunque Rothenburg, en Alemania, sea una de las localidades que siempre se mencionan como el epicentro de la Navidad (tienen hasta un museo dedicado al tema), la verdad es que no hace falta irse tan lejos. Mismamente, a pocos kilómetros del centro de la capital de España hay una buena lista de destinos con un ambiente festivo similar. Estos son los pueblos de Madrid que parecen sacados de un cuento de Navidad (a su manera).

Buitrago del Lozoya

En 1988, un pequeño grupo de vecinos consiguió que el Ayuntamiento y la Delegada de Cultura de la Comunidad de Madrid les ayudaran a impulsar un proyecto que tendría un recorrido de más de tres décadas. Este Belén viviente comenzó con la representación de 11 escenas del Nacimiento y la participación de 80 actores. A día de hoy, las escenas son 41 y los intérpretes más de 200.

Cada año, miles de personas se acercan hasta este pueblo que está a los pies de la sierra de Guadarrama para recorrer los 1.300 metros que ocupa la instalación. El comienzo está en la plaza del belén viviente y se expande por las calles del centro, así que los visitantes pueden ver la muralla de origen árabe que rodea la localidad y, a la vez, un oficio de la época del nacimiento de Jesús.

El belén no es el único motivo navideño del pueblo, que también se ilumina como corresponde a estas festividades, tiene un mercadillo y actividades para los más pequeños, como cuentacuentos.  

Chinchón

Chinchón es un pueblo de artistas. Por él han pasado múltiples producciones cinematográficas, que llevaron a pasear por sus calles a ilustres nombres de la gran pantalla como Orson Welles, Claudia Cardinale, John Wayne o Carmen Sevilla. Además, es la localidad natal de otro grande de la actuación: José Sacristán.

Pero no menos importantes son sus vecinos y los miles de visitantes que, cada Navidad, se acercan hasta allí para disfrutar de su alumbrado y del mercadillo navideño que se instala en su plaza Mayor. Allí se pueden adquirir tanto productos de gastronomía gourmet como adornos para la casa, piezas de artesanía local y juguetes originales hechos a mano. 

Además, las luces de la plaza, reconocida como una de las más bonitas del país, la convierten en un escenario perfecto para sacar fotos navideñas. También se puede aprovechar para comprar una botella de chinchón, ese licor que lleva el nombre del pueblo y que es ideal para brindar en las celebraciones de estas fechas.

San Lorenzo de El Escorial

Hay algo en los belenes que se escapan de las dimensiones habituales (los que se pueden colocar encima de una mesa más o menos larga) que causan admiración. Un ejemplo claro es el Belén Monumental de San Lorenzo de El Escorial.

Declarada Fiesta de Interés Turístico Regional en 2023, se celebra desde hace casi tres décadas. Las figuras están hechas de forma artesanal, a tamaño real y representan escenas bíblicas, como la búsqueda de la posada de José y la virgen María, la Anunciación o la llegada de los Reyes Magos. Asimismo, hay muestras ambientales como el paso de los pastores o el mercado.

Además, el pueblo también se engalana para celebrar la Navidad más allá de este belén, con la iluminación típica de estas fechas y un programa de actividades adicionales con música y juegos.

Navacerrada

Las creaciones culturales, desde cuentos a películas, han marcado en el imaginario colectivo una imagen de la Navidad que implica nevadas copiosas. Si bien en esta parte del planeta estas fiestas tienen lugar en invierno, no en todos los lugares de la península ibérica caen copos ni hace un frío polar. Pero, por suerte, hay pueblos en los que sí ocurre y, conscientes de ese privilegio escénico, potencian su aspecto navideño para gozo de los más apasionados de estas celebraciones.

Navacerrada es uno de ellos y, cada año, recibe la visita de cientos de personas que quieren experimentar la ilusión de unas frías navidades. La localidad se viste con luces, figuras temáticas y organiza una feria de artesanía navideña. La nieve ya depende de la meteorología (lo que no suele fallar es el frío) o también se puede pedir como regalo a Papá Noel.

Bustarviejo

Este pequeño pueblo de la Sierra Norte de Madrid se vuelca en la diversión de los más pequeños con la Peque Navidad, situada en el albergue Valle de los Abedules. Se trata de un servicio que ofrece múltiples actividades como la visita a la fábrica de juguetes de Papá Noel donde trabajan los elfos, un taller de decoración de galletas con Mamá Noel y otro de abalorios para hacer la Navidad más bonita. Asimismo, hay una parada en la oficina de correos de Papá Noel para enviar las peticiones.

Pero no todo el ambiente festivo de Bustarviejo se concentra en esa factoría de elfos: también hay un mercadillo, iluminación navideña y otras actividades festivas. Dar un paseo por sus calles supone una inmersión en la Navidad a baja temperatura.

Cercedilla

Otro pueblo donde es posible disfrutar de una blanca Navidad es Cercedilla, que en diciembre ya tendría que haber visto cómo los copos de nieve cubren calles y tejados. Es el escenario perfecto para creerse el protagonista de una película navideña, con su mercadillo temático y sus bares en los que disfrutar de un chocolate caliente para librarse del frío. Además, también se puede participar en talleres, ver exposiciones y disfrutar de su gastronomía.

Si la nieve no ha llegado aún, los aficionados al esquí pueden suavizar su decepción con una excursión al Museo del Esquí Paquito Fernández Ochoa. O incluso subirse al tren y llegar hasta el puerto de Navacerrada, a ver si allí hay más suerte.