El poblado de los duendes de El Tiemblo, un lugar mágico en Ávila

Lo bueno de la magia es que puede aparecer en los lugares más insospechados y la naturaleza puede ser un buen entorno en el que buscarla. Por ejemplo, en un rincón cercano al bosque centenario conocido como el castañar de El Tiemblo (Ávila), hay un poblado de duendes. Allí, niños y mayores se pueden parar a conectar con su lado más fantasioso gracias al trabajo incansable de un escultor de madera llamado José Luján De La Fuente.

Este artesano abulense comenzó su ‘urbanización’ de duendes hace cuatro años, a partir de un tronco tallado y unas casitas excavadas en roca. La idea surgió a partir de historias que le contaron los vecinos veteranos de la zona. “En sus largas noches andando por su famoso castañar, a veces veían y oían a seres pequeñísimos que se escondían entre los milenarios castaños; estos seres terminaron siendo duendes del castañar”, dice a EscapadaRural.

Un homenaje a la tradición oral

Así, impulsado por el nacimiento de sus nietos y con la intención de perpetuar y rendir homenaje a esa tradición oral, siguió con su afán ‘constructor’ y creó un espacio público en el que ahora hay “numerosas casitas, cuevas, escaleras, calles, plazas, acueductos, murallas y fuentes, donde actualmente conviven duendes, enanos, hadas, pitufos, gnomos, brujas y toda clase de seres de actualidad infantil”. Es una de esas rutas misteriosas y con mucho encanto perfectas para ir con los peques de la casa.

Los niños (y también algunos mayores) que transitan por allí suelen dejar algún muñeco, una figurita y otros objetos, pues el poblado de los duendes supone un buen hogar para ellos. Así, la comunidad es prácticamente interminable porque, como indica Luján, “siempre hay alguna idea nueva, un pequeño hueco que aún se puede aprovechar para otra pequeña casita, o renovar alguna existente”. Es un espacio que está siempre en crecimiento y renovación o, lo que es lo mismo, lleno de vida.

Además, el pueblecito encantando es un lugar de libertad: los visitantes pueden entrar a cualquier hora de cualquier día, ya que está al ras de la calle Velázquez de El Tiemblo (las personas con movilidad reducida no tendrán ningún problema para acceder). Según declara Luján, a aquellos que regresan después de haber incluido a un nuevo vecino en el poblado “les encanta buscar su ‘nuevo duende’ abriendo las puertas de las casitas y recorriendo sus calles”. Quién no querría volver al lugar en el que fue feliz, por mucho que diga el refrán y canten algunos artistas.

Ruta por el castañar de El Tiemblo

Es difícil competir con un lugar mágico como un poblado habitado por duendes, pero el cercano castañar de El Tiemblo tiene mucho que ofrecer en el ámbito de lo natural. Está considerado como uno de los castañares más majestuosos de España. Aquellos que disfruten con la práctica del senderismo pueden aprovechar su afición para conocer el interior de esta arboleda en la que habitan ejemplares ilustres como, por ejemplo, el castaño conocido como El Abuelo, que tiene más de cinco siglos de antigüedad.

El Sendero de El Castañar es una ruta circular de 4,5 kilómetros, que se recorre en aproximadamente hora y media, y su nivel de dificultad es fácil (está recomendada para toda la familia). El punto de partida es el área recreativa de El Regajo y los pasos siguen hasta la fuente de los Cazueleros. Allí hay una bifurcación y se debe escoger el camino de la derecha, que asciende levemente hasta el refugio de Majalavilla, situado en una explanada de bosque abierto.

Allí hay castaños grandes, aunque ninguno como el mencionado Abuelo, que está en esa zona. Remarcar que su perímetro mide 12,50 metros y su altura es de 19 metros. Es tan importante que está dentro del Catálogo de Especímenes Vegetales de Singular Relevancia de Castilla y León. 

El paseo sigue al lado del arroyo de la garganta de la Yedra hasta llegar a las praderas de Garrido, donde se gira a la izquierda para llegar a otro hogar de grandes castaños conocido como el castañar del Resecadal. Allí reside otro ejemplar centenario, que aunque ya no vive, resiste el paso del tiempo: el castaño del Codao. El recorrido emprende una bajada hasta llegar a la bifurcación del principio. De nuevo, se toma la opción de la derecha hasta llegar al inicio de la ruta.

Entrada y aparcamiento en el castañar de El Tiemblo

Para acceder y recorrer el castañar de El Tiemblo durante el otoño (una de las épocas más transitadas, ya que el tono cálido de la naturaleza en esa estación hace que el entorno adquiera un encanto aún más especial) es necesario comprar entrada anticipada los viernes, sábados, domingos y festivos. El resto de días no hace falta. Hay que tener en cuenta que los visitantes que vayan a pie no tienen que pagar pero sí registrar su paso. 

Además, los menores de tres años tienen acceso gratuito y están permitidas las mascotas siempre que vayan correctamente atadas. El precio por coche es de seis euros (más dos por ocupante) y el autobús municipal cuesta cuatro euros. Y un dato importante: no está permitido recoger y llevarse castañas a casa.

Otros tesoros de El Tiemblo

En este pueblo de Ávila también hay rastros de habitantes que pasaron por allí siglos atrás. Se sabe por manifestaciones artísticas como los cuatro Toros de Guisando, unas esculturas talladas en piedra que se atribuyen a los vetones y fueron elaboradas entre los siglos II y I a.C.

La iglesia de Nuestra Señora de la Asunción (siglo XVI), la ermita de San Antonio de Padua (siglo XIX) y el monasterio de San Jerónimo (siglo XIV) son las piezas de su patrimonio artístico religioso que destacan. Por otro lado, el horno de tinajas del siglo XIX, situado en el centro del pueblo, es otra de sus atracciones, así como el edificio consistorial del siglo XVIII.