Si pensamos en marisco, indiscutiblemente nuestra cabeza viaja hasta Galicia. Y, si pensamos en mejillones, entonces nos iremos más concretamente a Vilanova de Arousa. Un pequeño pueblo pesquero situado en la ría de Arousa, provincia de Pontevedra, conocido como la capital del mejillón. Un título para nada aleatorio, pues de aquí salen el 80% de los mejillones que se consumen en Europa.
Solo hace falta situarse frente a la ría, en su paseo marítimo, para ver cómo la costa está repleta de pequeñas estructuras cuadradas de madera. Son bateas, criaderos en los que se cultiva el mejillón, entre otros moluscos.
Es difícil no verlas pues, “en la fachada marítima de Vilanova hay unas 900-1.000 bateas”, me explica Juan Carlos Juncal, productor y comercializador que pertenece a la tercera generación de una familia de bateeiros de Vilanova de Arousa.
No es de extrañar que sea el producto estrella en muchas de las marisquerías del pueblo, ni que, desde hace 30 años, se celebre cada mes de agosto la Fiesta del Mejillón y el Berberecho. ¡Será por bivalvos!
Un pueblo de bateeiros, mariscadores y conserveros
Con algo más de 10.000 habitantes, Vilanova de Arousa es un pueblo que tradicionalmente ha vivido del mar: pescadores, mariscadores, bateeiros, conserveros… “Mejilloneros somos unos 800”, me dice Juncal.
“En mi caso es un oficio familiar. De niño la legislación era más flexible y mis padres, en vez de castigarme en casa, me llevaban con ellos a trabajar a las bateas, donde aprendí el oficio”, explica. Con la edad se alejó del mar y se formó en el sector eléctrico, aunque no tardó en volver, esta vez por amor: “¡Me casé con la hija de un mejillonero!”, dice entre risas.
Vilanova obtuvo el primer certificado de producción ecológica del mejillón en Europa.
Gracias a su juventud y a que tenía ideas más novedosas, Juan Carlos Juncal fue presidente de la Asociación de Productores Mejilloneros San Amaro, donde empezaron a cultivar su propio mejillón: “El objetivo era buscarnos la vida para sacar de las bateas el mejillón con la mejor calidad posible”, añade.
Para ello decidió apostar por la producción ecológica y, actualmente, cuenta con el certificado otorgado por el Consello Regulador de Agricultura Ecolóxica de Galicia. Como curiosidad, Vilanova obtuvo el primer certificado de producción ecológica del mejillón en Europa. Para obtener esta distinción se valora la calidad del agua, el tamaño de la explotación y los materiales que se utilizan. Todo el proceso debe estar documentado.
La vida de un mejillón de batea
El cultivo del mejillón en las bateas es diferente al de roca, pues no se trata solo de recoger, sino también de cultivar. Tareas que antes se realizaban a mano, hoy se hacen con la ayuda de la tecnología. Hay barcos muy potentes para transportarlas, se usan grúas e incluso se controla la producción con drones (aunque algunos siguen sumergiéndose bajo el agua a pleno pulmón para ver el estado del mejillón). “Ahora quizá lo más arriesgado, lo más peligroso es la captación de la semilla, que hay que recogerla de la roca”, afirma Juncal.
Esa semilla, que se recolecta de diciembre a junio, será la que se coloque en las cuerdas sumergidas que cuelgan de las bateas. Allí, el mejillón se irá desarrollando hasta que la cuerda, de 8 o 10 kilos, llegue a pesar los 300- 350 kilos. “Cuando la cuerda ya está gruesa hacemos un desdoble. Ese proceso se hace de septiembre a octubre, a veces antes. Se quitan los mejillones que ya están grandes y se colocan en otras cuerdas para que puedan seguir creciendo hasta alcanzar el tamaño comercial”, explica.
Cómo se consigue un mejillón grande:
El tamaño del mejillón se determina de dos maneras: uno, por la cantidad de nutrientes del agua. Los mejillones se alimentan de plancton, por lo que cuanto más bateas haya, menos plancton habrá para cada uno de ellos. Y dos, por el número de mejillones en la cuerda. Cuanto menos mejillones haya, más espacio tendrán para crecer, de ahí que sea necesario el proceso de desdoble de cuerdas.
En total, el cultivo del mejillón en batea dura unos 2 años. “Ahora mismo nuestras bateas tienen la semilla del año que viene en una parte y, en la otra, los mejillones que vamos a vender este año”.
Para hacernos una idea, una sola batea puede llegar a producir entre 50 a 70 toneladas. Cada kilo de mejillón suele tener 40 o 50 piezas, depende mucho de su tamaño. Para su venta, aunque los bateeiros son autónomos, en Vilanova de Arousa están organizados en hasta 8 asociaciones.
Antes, la época con más ventas era la Navidad, aunque actualmente ya no hay estacionalidad: el mejillón se consume durante todo el año. El país donde más se exporta es Francia (hasta hace poco era Italia). En España también tenemos mejillón de Vilanova, de hecho nos quedamos con los de mayor tamaño.
Y, aunque todo trabajo en la mar es sacrificado, según Juncal: “Hasta hace unos años, se podía vivir un poco por encima de la media”. No obstante, más allá del dinero o de la producción, Juncal afirma que lo que más valora de su profesión, lo que le ha hecho feliz, era poder gestionar su trabajo.
“Te levantas a las 6 am, pero estás en tu entorno, al aire libre, no estas encerrado en una oficina, que en algunas entras y sales de noche”, dice. “Puedes llegar a las 12:00 a casa y disfrutar de la familia. Hay días que llueve y tienes que ir, no queda más remedio. También ves caer el mejillón al fondo del mar y cómo se va el dinero, pero es muy agradecido. Es un trabajo muy metódico, pasa el tiempo volando”, dice con orgullo.
La caída del mejillón de las cuerdas de las bateas es uno de los mayores desafíos a los que se están enfrentando los mejilloneros en los últimos años. De hecho, “en los últimos 5 o 6 años la producción ha caído en torno a un 40%. En toda Galicia, hemos pasado de 250 millones de kilos en 2021 a 175 millones en 2023, una bajada de 75 millones de kilos”.
Aunque las causas todavía se están estudiando, se cree que el cambio climático, la contaminación ambiental, el nivel sanitario del agua, los vertidos, el aumento de población y del turismo podrían ser algunos de los motivos de esta crisis.
Uno de los pueblos con mayor número de conserveras
El mejillón es muy importante en Vilanova, donde cuenta con Denominación de Origen Protegida. Aunque hay otras actividades similares de las que vive la población y que dan muchos puestos de trabajo. Por ejemplo, el marisqueo, sobre todo de la almeja y el berberecho. “Gracias a tener tanto mejillón y almeja, Vilanova debe de ser el ayuntamiento de España con más fábricas de conservas de pescado”, me explica Juncal.
Vilanova de Arousa cuenta con cinco conserveras que se nutren del mar: conservas Antonio Pérez La Fuente, conservas Mosquera e Hijos, conservas Roma, conservas Paco La Fuente y conservas Dardo. “Muchos de nuestros mejillones van a esas conservas”, resalta. Aunque también son los primeros damnificados con el descenso de producción.
Una fiesta repleta de mejillones
Aunque el mejillón de Vilanova de Arousa está presente en toda Europa durante todo el año, la mejor manera de disfrutar de su frescura y sabor, si se tiene oportunidad, es en la Fiesta del Mejillón y el Berberecho. Se celebra cada agosto desde 1994.
En ella podremos degustar este manjar preparado de diferentes maneras: al vapor, en escabeche, a la vinagreta… También hay empanada de mejillones o berberechos, uno de los productos estrella de Galicia que, si todavía no lo has probado, cuando lo hagas no querrás comer otra cosa. Y todo ello acompañado de vinos del Val do Salnés, Denominación de Origen de las Rías Baixas.
La Fiesta del Mejillón y del Berberecho de Vilanova de Arousa se celebra a mediados del mes de agosto, coincidiendo con el Día del Carmen y, además de gastronomía, en ella hay conciertos, talleres y actividades.
Parada del Camino de Santiago y origen de Valle Inclán
El mejillón ha sido el protagonista de este artículo, aunque no es el único reclamo del pueblo. Vilanova de Arousa tiene entre sus vecinos más ilustres al “padre del esperpento”: Ramón del Valle-Inclán. Tanto en la propia Casa Museo Valle-Inclán como en sus dos rutas podemos descubrir detalles de la vida y de las obras de uno de los escritores referentes de la literatura española. En la plaza do Castro podemos ver también el monumento erigido a este autor.
Llegar hasta aquí se puede hacer de muchas maneras, una de ellas es a pie, pues es una de las paradas más agradecidas (sobre todo para el estómago) del Camino de Santiago portugués. O en barco siguiendo la Ruta Traslatio, la ruta Xacobea marítima que remonta el río Ulloa hasta Pontecesures y que se trata del único Via Crucis marítimo-fluvial del mundo.
En la localidad encontraremos 14 kilómetros de costa con playas como la de As Sinas (en la que se fabrican y reparan bateas) y O Terrón. También cuenta con varias rutas de senderismo y BTT, además de dos miradores emblemáticos como el del monte Lobeira y el faro das Tres Lúas (tres lunas en castellano).
Desde ellos podremos contemplar la ría, tal y como debió de hacerlo Valle-Inclán de pequeño (se crió al borde del mar). Además de otear las bateas que tanto caracterizan al pueblo y que han convertido a Vilanova de Arousa en el mayor exportador de mejillones de Europa.
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Isla de Ons, el paraíso poco conocido de las Rías Baixas
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2 comentarios
Bonito artículo. Lo sorprendente de Vilanova es que siendo uno de los principales productores de mejillones sea casi imposible encontrarlos en ningún bar. Y lo más sorprendente aún es que solo se ofrecen hervidos. En Bélgica, por ejemplo, existen cientos de establecimientos en los que puedes consumir mejillones en distintas preparaciones con distintas salsas, en raciones abundantes a un precio razonable. En Francia es un plato muy popular en cualquier lugar del país. Aquí nadie los consume. Es más caro comer mejillones en Galicia que en cualquier país europeo. Sorprende que los gallegos no hayan sido capaces de desarrollar una gastronomía basada en este producto y solo los consuman en raciones escasas , caras y únicamente hervidos.
Totalmente equivocada
El pueblo que mas mejillon vende es la isla de arosa triplicando en cantidad a Villanueva
Informaros bien antes de meter la pata asi