Es raro encontrar a alguien que no sepa que Blancanieves vivía en una casa con siete enanitos. Primero lo contaron los hermanos Grimm en 1812, cuando publicaron el cuento que años más tarde llevaría a la gran pantalla el director de cine animado más conocido del mundo: Walt Disney. De hecho, esta historia fue la que se plasmó en el primer largometraje de la factoría creada por el empresario estadounidense. Llegó a la gran pantalla en 1937 y casi desde el primer momento se convirtió en un clásico.
La película configuró en el imaginario colectivo el universo estético de la narración. A partir de ese momento, Blancanieves pasó para siempre a tener el pelo corto y negro, a llevar un lazo rojo en el pelo y a vestir un vestido azul con falda larga amarilla. Su madrastra malvada se identifica con el violeta y cada uno de los enanitos tiene un gorro de color diferente. Además, el castillo está en lo alto de una loma y tiene torres terminadas en tejados picudos y la casa de sus amigos de corta estatura es pequeñita y de forma redondeada.
Curiosamente, los fans de esta princesa Disney tienen varios puntos de referencia en España si quieren acercarse a ella de manera simbólica. De hecho, Blancanieves es una de las protagonistas de las películas de animación de la corporación estadounidense más veneradas en el país a juzgar por la cantidad de homenajes que se le han hecho o referencias a su imaginario que se encuentran por la Península.
Por ejemplo, en el parque Parque Miguel Servet situado en Huesca existe una reproducción de la casita que acogió a Blancanieves –y en la que después tuvo que hacer de ama de casa– a tamaño real, según las imágenes del filme. Se inauguró en 1947 y en el acto se realizó un desfile con personas disfrazadas de los personajes de la película.
En un principio estaba destinada a ser una biblioteca y, después de diferentes altibajos, ahora los niños pueden entrar en ella en los meses de verano para participar en actividades infantiles gratuitas. Al lado del pequeño edificio, que se erigió con José María Lacasa al mando del Ayuntamiento, hay una placa en homenaje a Walt Disney.
Asimismo, en la ciudad de Barcelona, en concreto en la plaza Gala Placídia del barrio de Gràcia, hay una escultura sobre una fuente que representa al personaje acompañado por un cervatillo. Es, por supuesto, la Blancanieves de los hermanos Grimm pero su imagen es la ideada por el estudio de Walt Disney. Su autor fue Josep Manuel Benedicto y se instaló en ese rincón de la localidad en 1947, el mismo año en que se inauguró la casita de Huesca. Fue un buen momento para Blancanieves.
Hay un tercer caso que no es exactamente un homenaje sino más bien un ejercicio de imaginación. Algunos espectadores tienen la teoría de que el castillo de la madrastra está inspirado en el Alcázar de Segovia porque tienen ciertas coincidencias estéticas: ambos están construidos en lo alto de un cerro, tienen un puente levadizo y sus torres tienen tejados en pico.
¿Es el Alcázar de Segovia el castillo de Blancanieves?
El Alcázar de Segovia es tan parecido al de la Reina Malvada que muchos seguidores de la factoría afirman que puede estar inspirado en él. Ese mismo castillo sale en un cortometraje de Disney cuya historia se desarrolla en España.
Esta suposición nunca ha sido confirmada ni desmentida por Disney, cuyos seguidores también han identificado otras construcciones como los castillos de las princesas en la realidad: el caso del castillo de Neuschwanstein de Baviera, por ejemplo, correspondería al de La Bella durmiente y Cenicienta, mientras que el castillo de Chillón en Suiza sería el que aparece en La Sirenita.
Otros homenajes a Disney
La bellísima e inocente Blancanieves no es la única ‘hija’ de la factoría a la que se ha homenajeado en España. Por ejemplo, en los jardines de Viveros ubicados en Valencia hay una escultura que representa al Pato Donald, elaborada por Vicente Rodilla Zanón en 1967 coincidiendo con la celebración de las Fallas. En el año 2012, el pobre pato sufrió, al igual que otras esculturas que se pueden encontrar en dicho espacio de la ciudad, un acto vandálico que acabó con una de sus patas, el pico y parte del brazo derecho.
Afortunadamente, el Ayuntamiento lo ‘curó’ y años después se puede ver de nuevo esta reproducción del dibujo animado. Fueron los más pequeños de la localidad quienes financiaron la construcción de la figura dejando sus aportaciones en huchas instaladas por los parques (la inscripción de la escultura pone “A Walt Disney. Los Niños”).
Además de la escultura de Blancanieves, en la capital de Cataluña existe otro homenaje artístico al propio Walt Disney aunque pasa un poco desapercibido por el lugar en el que lo colocaron. Se trata de unos cervatillos en posición de movimiento que la escultora Núria Tortras realizó en 1969. Están situados en el Parque de la Ciudadela, en la antigua entrada al Zoo. Según el consistorio: “Celebra la vida y obra de uno de los mayores creadores de películas de dibujos animados, Walt Disney. Es un símbolo para el zoológico porque los animales solían tener un papel protagonista en su obra”.
La más moderna de las obras dedicadas al universo del creador norteamericano está en la localidad madrileña de Boadilla del Monte. Es la recreación del castillo de La Bella Durmiente de Disneyland Paris (entidad responsable de dicha obra en colaboración con Ecovidrio) creada con vidrio reciclado. Se inauguró el pasado mes de junio con motivo del Día Mundial del Medioambiente, tiene unos cuatro metros de altura y para construirla se utilizaron 300 kilos de vidrio reciclado.
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