Hoy se abrirá el telón… lejos de los grandes escenarios de las capitales urbanas. ¿Quién dijo que para ver obras o asistir a festivales de teatro hay que ir a Madrid o a Barcelona? ¿Acaso no hay interpretaciones en el mundo rural? Sí, las hay, y además son muy conocidas y atraen a público de distintas partes de la península.
Son muchos los pueblos que han visto que, para que exista un mundo rural vivo, además de los servicios básicos -médico, bar/punto de encuentro, escuela, transporte público, cajero automático, etc.-, tiene que haber una interesante oferta cultural que atraiga y arraigue a sus habitantes.
Nos acercamos a una pequeña selección de cinco festivales de teatro muy diferentes entre sí para vibrar en escenarios con mucho encanto, en enclaves inigualables y con mucha historia. Toma asiento, ¡que empieza la función!
1. Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro
Almagro es un pueblo de Castilla La-Mancha que ya en sí es muy especial, puesto que está declarado Conjunto Histórico-Artístico. Todos los veranos se llena de visitantes porque se da una cita muy relevante: el Festival Internacional de Teatro Clásico de Almagro, considerado el más importante del mundo relativo a los siglos XVI y XVII.
Es la época del llamado Siglo de Oro español en el que triunfó la figura de Lope de Vega. De hecho, el festival nació en aquel entonces y, conforme se fue haciendo más y más conocido, amplió sus fronteras y empezó a acoger a autores del teatro neoclásico francés e, incluso, a formas teatrales más exóticas como el teatro No o el teatro Kaubuki.
Almagro es digno de ver en julio, cuando se celebra este importante festival que reparte las interpretaciones por enclaves de todo el pueblo. Ahora bien, si hay una visita imprescindible es el Corral de Comedias, el único vestigio de teatro de este tipo del siglo XVI que se encuentra perfectamente conservado y que mantiene la estructura original. Para los amantes de la historia y del teatro.
Almagro, un teatro único en Ciudad Real y en el mundo entero
En Ciudad Real visitamos Almagro, el pueblo que es un referente del teatro en España. Aquí nos esperaba Antonio León, el director de la compañía de teatro que lleva actuado en el Corral de Comedias de Almagro desde los años 90.
2. Festival Olmedo Clásico
A finales de julio se celebra un interesante festival de teatro clásico en Olmedo, pueblo de Valladolid, que se viene haciendo cada año desde 2006. Destaca la calidad y la variedad de los espectáculos que se ofrecen, con gran diversidad de géneros, autores y épocas del teatro clásico.
Aquí no seréis meros espectadores: el festival invita a los asistentes a participar en completas jornadas en las que se comentan experiencias e inquietudes alrededor del mundo de las artes escénicas, cursos de análisis e incluso de interpretación para actores, así como exposiciones fotográficas.
Las obras se interpretan en un escenario excepcional y al aire libre: la Corrala del Palacio del Caballero, que a su vez está ante la muralla de la villa de Olmedo. Los más leídos recordarán este paraje porque aparece en El caballero de Olmedo de Lope de Vega. Un festival de lo más completo e interesante.
3. Festival de Teatro Clásico de Alcántara
Este pequeño pueblo de Cáceres de apenas 1.400 habitantes y en la frontera con Portugal, cambia totalmente los primeros días se agosto. Se llena de vida, teatro y visitantes por la celebración del Festival de Teatro Clásico. Está considerado como uno de los más importantes de España y tiene su origen a mediados de los años 80, momento en que hubo un proceso de experimentación del teatro y un auge de compañías independientes que buscaban hacer cosas diferentes.
La llegada del festival da un toque medieval muy especial a Alcántara. La mayoría de las representaciones se realizan en un entorno privilegiado, en la galería de Carlos V del Conventual de San Benito, aunque también se llevan a cabo muchas interpretaciones y talleres paralelos al festival en plena calle. El pueblo se vuelca estos días en los que el teatro va acompañado de un mercado medieval, de conciertos, de obras infantiles, pasacalles, visitas teatralizadas nocturnas, etc. Si os animáis a ir, en vuestra escapada no puede faltar una visita al famoso puente romano de Alcántara.
4. Festival de Teatro de Olite
Es la principal cita de las artes escénicas en Navarra, que se celebra durante la segunda quincena de julio y principios de agosto desde hace más de dos décadas. Con el tiempo este festival ha ido adquiriendo una identidad propia y se ha convertido en una cita internacional. Mantiene una vocación por los clásicos de todas las épocas y tendencias y, aunque es de teatro, está abierto al resto de artes escénicas, como la música, el circo y los espectáculos interdisciplinares para todos los públicos.
El escenario principal del Festival de Teatro de Olite es la Cava, a los pies del fabuloso Palacio Real de Olite (monumento gótico que fue sede de la Corte de Carlos III y que hoy es Monumento Nacional). Con el paso de los años y la ampliación de la oferta cultural, se han incorporado otros lugares para las representaciones teatrales, como las propias calles del municipio, el palacio Ezpeleta de Beire o el Centro Cultural Tafalla Kulturgunea.
Además de las obras que se interpretan, el festival es una excusa para convocar residencias artísticas, laboratorios de investigación y hacer encuentros de escuelas de interpretación. Persigue, por encima de todo, que el público sea el verdadero protagonista del festival y que las propuestas generen la reflexión crítica y la toma de conciencia.
5. Fira Tàrrega
Por último, nos vamos al interior de Lleida para conocer una feria de teatro un tanto especial: la Fira de Tàrrega, que es en la calle. Desde 1981, durante cuatro días a principios de septiembre se celebran espectáculos de primer nivel por todo su núcleo urbano, desde música hasta coreografías, teatro contemporáneo, obras infantiles, conciertos, arte visual y circo, entre otras disciplinas.
Se trata de un festival a lo grande, inclusivo, gratuito (aunque también hay espectáculos de pago en espacios cerrados) y que apela a toda la ciudadanía, independientemente de su edad. Vale mucho la pena y seguro que nos topamos con uno de esos espectáculos callejeros que nos dejan con la boca abierta.
Los organizadores asumen el rol de dinamizador cultural del territorio y defienden, con esta muestra de artes abierta a todos los públicos, «la descentralización territorial y el valor de la periferia cultural». También se promociona la creación de artistas emergentes.
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