El Apalpador: el ‘Papá Noel’ gallego que baja de las montañas en Nochevieja
Escrito por
16.12.2025
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6min. de lectura
El Apalpador gallego. Por Concello de Monforte de Lemos
Las fiestas navideñas y el fin del año son días mágicos de luz, color, música, celebración, ilusión y, por supuesto, regalos. La globalización ha intentado unificar los personajes que entregan sus obsequios a los más pequeños de la familia, a través de la figura de Papá Noel. Pero hay territorios que se resisten a perder sus propias costumbres y personajes tradicionales, generalmente asociados a oficios ancestrales. Y eso es lo que hace que se conviertan en destinos especiales en estas fiestas.
Si en Cataluña lleva siglos cagando —con perdón— regalos el Tió de Nadal, a mediados del siglo XX los vascos recuperaron a su carbonero Olentzero, que reparte presentes el 24 de diciembre. Otros territorios también tienen a sus personajes mitológicos relacionados con los trabajos del lugar, como un leñador en Cantabria o un pescador en Asturias, que llevan regalos el día de Reyes, o el Apalpador en Galicia, que desciende de las montañas por Nochevieja. Hoy os contamos la historia de este último, que desapareció por completo de las fiestas navideñas gallegas y, en los últimos años, el trabajo en los pueblos está recuperando una figura entrañable de su cultura popular.
¿Quién es el Apalpador gallego?

Desde las verdes montañas de Galicia, a finales de diciembre baja el Apalpador, también conocido como Pendigueiro. Se trata de un personaje mítico, entrañable y muy relacionado con la naturaleza y con las zonas rurales. Una especie de Papá Noel gallego. Se le describe como un hombre de gran tamaño, con barba rojiza, ataviado con un abrigo lleno de remiendos, generoso y de gran bondad. Durante el año se dedica a fabricar carbón y vive de lo que consigue de la naturaleza, como frutos silvestres y animales que caza.
Su nombre viene de la palabra gallega “apalpar”, que significa “palpar” o “tocar”. La leyenda cuenta que este señor, preocupado por la alimentación de los niños y niñas, les toca la barriga para comprobar que comen bien. De hecho, les llevaba a los peques frutos recogidos en el monte, como castañas y nueces, además de juguetes hechos con la madera de los árboles del bosque.
Al contrario que los personajes de otros territorios, el Apalpador no hace sus ofrendas para el solsticio de invierno, sino cuando acaba el año meteorológico, el 31 de diciembre, también conocida como Noite do Apalpadoiro (noche del Apalpador). Aunque el personaje es mitológico, lo cierto es que se ha rescatado del olvido hace relativamente poco. Se perdió completamente a principios del siglo XXI, pero en los últimos años la asociación cultural A Gentalha do Pichel está haciendo un gran esfuerzo para recuperarlo, y poco a poco lo está consiguiendo. En la actualidad, son muchos los pueblos que ya incluyen su visita en la programación navideña.
Ruta a la Casa del Apalpador
El Apalpador baja de las montañas para recorrer kilómetros y kilómetros de Galicia. O eso cuenta la leyenda. La realidad es que, como mito recientemente recuperado, no pasa por todas partes, aunque son cada vez más los pueblos que recuperan a este personaje tan afable. Pero si en lugar de quedaros esperando, preferís ir a visitarle, siempre podéis ir a su casa, en medio de la naturaleza.
El carbonero gallego viene de una zona muy rural, de la sierra de O Courel, en Lugo. La Casa do Apalpador es una pequeña construcción de piedra a la que no se puede entrar, pero sí hacer algo que encantará a los peques: ¡Dejar su carta con deseos en su mismo buzón de madera! Para llegar hasta aquí, hay que ir a la aldea de Moreda, en Folgoso do Courel. Desde este punto nos dirigimos al Aula de Naturaleza de Moreda y, siguiendo la ruta que va hacia A Devesa da Rogueira, en apenas un kilómetro nos encontraremos con el encantador buzón. Es un paseo agradable para hacer en familia por uno de los bosques atlánticos mejor conservados de Galicia.
Pueblos por los que pasa el Apalpador
Cada vez son más los pueblos y ciudades gallegas que reciben la visita del Apalpador en las postrimerías del año. Normalmente las actividades relacionadas con el carbonero son similares a las que suelen organizarse en torno a las figuras de Papá Noel o los Reyes Magos: encuentros en los que los niños y niñas pueden charlar un poco con el personaje legendario y transmitirle sus peticiones de regalos.
Las citas se dan sobre todo en pueblos de la Serra do Courel, como Folgoso do Courel, pero también en otros lugares más alejados como Monforte de Lemos, en la Ribeira Sacra; Barbadás, en la provincia de Ourense, donde se hace un recorrido con música tradicional; Baiona, Bueu o Cangas, con pasacalles musicales, en la provincia de Pontevedra; o en el concello de Cambre, en la provincia de A Coruña, donde se organiza una visita acompañada de cuentacuentos para peques de diferentes edades. ¡Y hay muchos más!
Otros planes para pasar la Navidad en Galicia

Conocer al Apalpador y toda la historia que le rodea es un buen aliciente para visitar Galicia en las fiestas navideñas. Pero hay otros atractivos que nos invitan a acercarnos a esta comunidad autónoma (y sí, más allá de las famosas luces de Vigo). En el municipio costero de Viveiro (en Lugo) destaca su belén gigante, uno de los más impresionantes de España. Lo conforman más de 100 figuras a tamaño real y ocupa unos 2.000 metros cuadrados. Se recrea un poblado con sus gremios (vendedores de pieles y telas, floristas, panaderos, herreros, etc.), un encantador de serpientes, pastores, el personaje de Herodes y, por supuesto, los Reyes Magos y el nacimiento de Jesús.
Otros destinos interesantes para vivir unas fiestas diferentes en Galicia son las Aldeas de Nadal de Lalín (Pontevedra), una mini-ciudad de Navidad con más de 40 casitas abiertas para que los peques interactúen con ellas. O el encanto de Allariz (Ourense), que presume de tener la Navidad más sostenible de España sin prescindir de la belleza, ya que adornan el pueblo con gusto y materiales orgánicos y/o reciclados como madera, lana y algodón, al tiempo que prescinden de megalomanías como muchas luces o abetos gigantes. Todo un ejemplo de que no hacen falta grandes inversiones ni dar la espalda al planeta para lograr un municipio mágico en las fiestas navideñas.
Raquel Andrés
Periodista y aventurera. Me has podido leer en Escapada Rural, Diari Nosaltres La Veu, La Vanguardia, El Salto y otros medios. Habitante y amante de las zonas rurales, sea cual sea el destino. Procuro escaparme una vez por semana con las botas de montaña, el arnés o el neopreno. También soy un intento de baserritarra.
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