No puedo evitar que me venga a la cabeza uno de los más populares villancicos navideños, cada vez que escucho la palabra Turruncún. Aunque, pensándolo bien, también podría ser el nombre de algún dulce típico o, quizás, del protagonista de un cómic o leyenda. Pero no, el curioso término da nombre a uno de los pueblos abandonados más bellos de España o, por lo menos, al que fue bautizado de la forma más extraña. No te lo vas a creer, pero Turruncún (La Rioja), un pueblo de origen medieval que debe su nombre a una piedra. ¿Nos acompañas?
Todo empezó en la peña de Isasa
Cuenta la leyenda que los primeros pobladores de Turruncún, asentado a los pies de la peña Isasa, en la sierra de Alcarama, no sabían cómo llamar al lugar. Tras la falta de consenso, a alguien se le ocurrió una brillante idea: lanzar una piedra ladera abajo y que el sonido de esta al caer decidiese el topónimo.
«Turrún-turrún», «cún-cún». Así lo explica la autora Marta Santos en La piel, una novela histórica que cuenta las hazañas de cinco personas que quedan incomunicadas en la aldea deshabitada.
Epicentro de un terremoto
Hace 95 años que Turruncún se convertía en el epicentro de uno de los terremotos más fuertes que han asolado La Rioja y que se dejó sentir hasta Burgos, Pamplona, Zaragoza y Bilbao.
De acuerdo a los datos que ofreció la prensa local de Arnedo, «el terremoto afectó sobre todo al área comprendida entre Turruncún, Muro de Aguas, Préjano, Arnedillo y Arnedo, zona en la que se produjo la caída de muchos edificios y daños estructurales que todavía son visibles, como en la Iglesia de Turruncún».
Alfonso Rey Pastor, del Servicio Sismológico del Instituto Geográfico Catastral, elaboró un estudio de localización del epicentro y de isosistas (forma de representar gráficamente los niveles de intensidad de un sismo).
Turruncún, despoblado pero no olvidado
Turruncún, que quedó incorporado al municipio riojano de Arnedo, es una de las víctimas de la despoblación. Su último habitante hizo la maleta en diciembre de 1974 y, desde entonces, el lugar es una estampa de ruinas inertes y carentes de vida humana y uno de los paisajes más emblemáticos y singulares de La Rioja.
Si hay algo que no se puede poner en duda es que un pueblo vive mientras alguien guarde su memoria y, en este caso, Turruncún no tiene de qué preocuparse. EscapadaRural ha hablado con un portavoz de la parroquia de Arnedo, organizadora, desde 2022, de una romería anual hasta la aldea de Turruncún. La última, el pasado mes de julio, conmemoró el 50 aniversario del despoblamiento de la zona.
El principal objetivo de la organización de esta experiencia anual es el de preservar el patrimonio de Turruncún, pasto del vandalismo desde hace años. «Ojalá lo consigamos», exclaman desde la parroquia de Arnedo. «Estamos deseando de que se divulgue la historia de este pueblo y su nombre».
Protagonista de diversas obras culturales
Y por iniciativas no será. Antes hemos hablado de la obra La piel, de Marta Santos, pero esta bella aldea deshabitada puede presumir de ser también la protagonista de Turruncún, el rescoldo entre las cenizas. Esta obra, del escritor y estudioso del devenir de este pueblo, José Ángel Lalinde, fue encargada por la parroquia de Arnedo y ofrece al lector todo tipo de información y documentos oficiales.
Lalinde habla sobre las minas que un día fueron el motor económico del lugar, el terremoto que lo destruyó en 1817 y la compra del pueblo por parte de Icona, hasta su despoblamiento total a finales de 1974. Además, esta obra no solo contribuye a dar a conocer este pueblo abandonado, sino que sus beneficios ayudan mejorar la vida de muchos niños en barrios periféricos de Montevideo.
Desde la parroquia de Arnedo nos cuentan que el misionero Santiago Fernández, de la parroquia de la Santísima Trinidad de Montevideo y descendiente de este pueblo abandonado, trabaja sobre el terreno en estos barrios uruguayos. «Él nació en Alfaro, pero su abuela paterna era de Turruncún», explican orgullosos a EscapadaRural.
Pero, además de esta obra, este pueblo abandonado (que no olvidado) ha cautivado la atención del pincel de los artistas Zaza Papidze y Eugenia Sergeeva.
Ambos realizaron una interpretación pictórica del entorno e inmortalizaron la estampa de Turruncún el pasado 20 de octubre. Lo hicieron en el marco de ‘Memorias al óleo’, un evento artístico y cultural organizado por la Dirección General de Medio Natural y Paisaje del Gobierno de La Rioja, con motivo del Día Internacional del Paisaje.
Esta jornada forma parte del programa de actividades gratuitas «Pasea La Rioja«, cuyo objetivo es poner en valor el patrimonio de la región y fomentar su conocimiento a través de experiencias guiadas pensadas para todos los públicos. En la actualidad, Turruncún es un enclave marcado por la despoblación, donde las zarzas y matorrales se confunden con las piedras que un día albergaron vida. Pero quien sabe si con actividades como esta el futuro de Turruncún puede cambiar.
Desde la parroquia de Arnedo te animan a descubrir este bello pueblo abandonado, cuya visita es totalmente segura, ya que «solo queda con techo una parte de la iglesia» y se ofrecen a organizar la misma si contactas con ellos. ¿Qué te parece la propuesta?
Verónica Gómez
Periodista, madre de Hugo y Enzo a tiempo completo e investigadora incansable, diría que hasta cuando duermo. Antes en Crónica Global, El Liberal y El Mundo Catalunya