“El Ocho de Marzo, en la calle, rodeada de mujeres que sentía como una verdadera familia, noté que faltaba gran parte de mis raíces y de mis compañeras. Ellas no estaban. Faltaban. Las mujeres de nuestro medio rural. Su ausencia dolía. Me producía impotencia, rabia, tristeza […] Me dolía esa falta de representación de las mujeres de nuestros pueblos, del medio rural”. Así recordaba la veterinaria María Sánchez la jornada del 8M de 2018, aquella huelga feminista sin precedentes que llenó todos los titulares, en su libro Tierra de mujeres. Una mirada íntima y familiar al mundo rural.
Y es que no estaban todas porque, como ella misma decía en esas mismas páginas, “el feminismo urbano no puede exigir una forma y una velocidad concretas al feminismo rural”. Pero también en los pueblos pequeños una forma de gobernar diferente, con perspectiva de mujer, se va abriendo paso. Es el caso, por ejemplo, del municipio de Angüés, en Huesca: con apenas 400 habitantes y tres núcleos de población, el que le da nombre (Angüés), Velillas y Bespén. Es el pueblo gobernado por mujeres.
Desde el inicio de la democracia, han llevado las batutas diferentes alcaldes (eso es, hombres) hasta el año 2019, cuando se presentó una agrupación de electores de nueva creación llamada Mujeres por el Municipio de Angüés. Y no era una forma de hablar, es que todas las candidatas de la lista eran mujeres. De forma sorprendente, ganó por mayoría absoluta con 4 concejalas; podríamos pensar que por ser la novedad, pero lo cierto es que en las últimas elecciones municipales de 2023 no solo revalidaron el gobierno, sino que aún ganaron una regidora más, llegando a contar cinco de las siete que hay en el pleno municipal.
«Somos mujeres, no nos disculpamos y nos reivindicamos»
La alcaldesa Herminia Ballestín
Hablamos con la alcaldesa, Herminia Ballestín, que ya está jubilada, así que puede dedicarse a su pueblo y sin cobrar por ello (de hecho, se quitó el sueldo que se llevaba su antecesor en el cargo). Dice que le “compensa” trabajar por el pueblo donde ha vivido 50 años y que tomó la decisión de quitarse la atribución económica porque se lo puede “permitir” y para que no le “echen en cara” que lo hace “por dinero”: “Me pareció un punto de partida más fácil”. Ella llegó con 20 años a Angüés, procedente de Zaragoza, así que hizo el camino a la inversa: de la ciudad al pueblo.
Preguntada sobre si se ha topado con algún tipo de obstáculo cultural para ser alcaldesa, Ballestín sostiene que el papel tradicional de la mujer en los pueblos pequeños es el de ser “gestoras de la casa”, así que “gestionar un pueblo no es algo contra natura”. Aún así, confiesa que de vez en cuando se siguen topando con comentarios del estilo: “Como eres mujer, no te enteras de nada”. Pero dice que no le agobian porque son argumentos “que se descalifican solos”.
En todo caso, es optimista sobre el presente, mirado con la perspectiva del pasado: “No solo tenemos que estar en un sitio, sino que también tenemos que demostrar. Será así hasta que se normalice un poco más, pero creo que se ha avanzado mucho. Antes, por ejemplo, si el hombre cocinaba en casa, o te lo callabas o se lo recriminaban a él y a ella; ahora ya no pasa”.
¿Gobiernan las mujeres de forma diferente que los hombres? Herminia Ballestín defiende: “Somos mujeres, no nos disculpamos y nos reivindicamos”. Pero dice que le gusta más gestionar que hablar: “Es diferente tener un ideario y hacer gestión. Tener ideas está bien, pero hay que bajarlas a la tierra. Me gusta pasar de las musas al teatro. Nos han hecho reportajes en diferentes medios, pero luego está la gestión, que no sabe de momentos triunfales”. Y añade: “Cualquier vecino, por obstinado que parezca, te puede dar una buena idea. Tengo la costumbre de escuchar a todo el mundo”.
Quizás esa escucha y acercarse al día a día de la gente es lo que les caracteriza como equipo de gobierno de mujeres: “Entre nosotras tenemos unos códigos, una manera de entendernos y de funcionar, igual que ellos tienen otras formas. Podemos funcionar juntos, pero nosotras estamos cómodas entre mujeres, estamos más en lo pequeño y en lo grande, creo que la mirada femenina es más polivalente, más panorámica”.
Muchas tareas pequeñas
Y como a Herminia Ballestín le gusta hablar de gestión, ¿qué ha hecho en su mandato? En primer lugar, se ha centrado en los pueblos en los que no está el consistorio y que estaban algo “más dejados”. En Velillas, el vecindario no tenía lugar de reunión, así que arreglaron un espacio que hoy funciona como salón social; además, han habilitado una casa municipal para nuevos pobladores.
En Bespén, hicieron una piscina para aportar “un punto de interés”, igualmente han acondicionado una vivienda para el alquiler, se ha cambiado el alumbrado por LED para reducir la factura energética, se han reparado fuentes y se han hecho arreglos en el parque, entre otras cosas.
Y no se olvidan de Angüés, donde se han reformado dos nuevas viviendas para atraer habitantes (ha llegado una familia de Madrid), se han reparado cosas en el salón social y se ha renovado la escuela, que hoy “tiene más vida que hace unos años, en algún momento peligraba y ahora se va sosteniendo”. “En los pueblos pequeños las tareas pequeñas son más numerosas que las grandes”, observa la alcaldesa.
Hay que decir que no todo ha ido como la seda: el gobierno de mujeres también se ha topado con resistencias de ciertos ganaderos porque cambiaron el plan urbanístico para alejar las nuevas macrogranjas porcinas de los núcleos de población por los problemas de purines, olores, etc.; ahora bien, se acabaron registrando más alegaciones a favor de la modificación que en contra.
¿Qué ver en Angüés?
Que gobierne un grupo compuesto solo por mujeres no es el único punto de interés del municipio de Angüés, que nos deja una impresionante postal con la Sierra de Guara de fondo. El geólogo Diego Vázquez, del proyecto Espacio Choliba, que une ecología, agricultura y hospedaje, nos da algunas pistas.
Primero, recomienda visitar el pozo-fuente de Angüés, de época musulmana, que está declarado Bien de Interés Cultural y que baja al nivel freático a través de unos escalones que la leyenda cifra en 99 (no los han contado porque algunos están bajo el agua). También vale la pena visitar la iglesia del pueblo, que es románica en origen y se puede subir a ver la bóveda desde arriba, donde la leyenda local cuenta que hay un fantasma vagando.
En Bespén, es interesante conocer la Cueva de los Moros, en las que podemos entrar de cuclillas y que están excavadas a mano, y un bonito horno de cal que se acaba de reconstruir. En Velilla, es curioso ver la Peña Mujer, unas “piedras fecundantes” con forma fálica y de mujer en la que tradicionalmente se frotaban la tripa para concebir hijos en el futuro. Otra visita imprescindible, especialmente en verano, son las preciosas “badinas” (pozas) que forma el río Alcanadre a su paso por la roca.
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