¿Qué tienen en común la Biblioteca Joanina de la Universidad de Coimbra y la biblioteca del Palacio de Mafra? Para empezar, son dos de las bibliotecas más bonitas del mundo, según varios rankings de este tipo, como el que hizo el periódico británico The Guardian en 2018. Pero no es solo su belleza que las hace destacar de las demás bibliotecas del mundo. Las dos tienen unos guardianes peculiares: murciélagos.
Estos mamíferos voladores no son una plaga ni tampoco habitantes no deseados. No se sabe realmente hace cuántos años los murciélagos viven en esas bibliotecas, si hace 300 años cuando los edificios fueron construídos o más recientemente. Curiosamente, tanto el edificio donde está la Biblioteca Joanina como el Palacio de Mafra fueron erigidos en el siglo XVIII por el rey João V de Portugal.
Unos trabajadores incansables
Los trabajadores de la Biblioteca Joanina entrevistados por la Smithsonian Magazine creen que los murciélagos viven allí al menos desde el siglo XIX. Actualmente, los bibliotecarios continúan usando mantas de cuero para cubrir las mesas del siglo XVIII y protegerlas de los excrementos de los murciélagos.
Pero olvídate si piensas que estos animales salen volando sobre tu cabeza mientras lees un libro. Eso no pasa. Los murciélagos son, en general, nocturnos. Es decir, están activos durante la noche, cuando van en busca de alimento. Durante el día, estos mamíferos duermen colgados de las estanterías más altas.
Al anochecer, cuando la biblioteca cierra sus puertas, los murciélagos empiezan su labor, alimentándose de insectos que podrían dañar los libros, muchos de ellos de gran valor. Estas dos bibliotecas son su hogar y no solo son bienvenidos sino que se toman se toman medidas especiales para que estén cómodos y sigan allí. Al final, realizan un trabajo muy importante, a cambio de refugio.
Según explicaba en 2017 la Agencia EFE, citada por El Confidencial, “cada ejemplar de murciélago que habita en la Biblioteca de Coimbra puede llegar a cazar en una sola noche medio millar de insectos que sobrevuelan entre los ejemplares”.
Los murciélagos son esenciales en la caza de la carcoma, cuya larva excava galerías sinuosas muy aparentes en los libros y puede hacer verdaderos estragos tanto en el papel como en el cuero de las encuadernaciones. Los conocidos como “pececillos de plata” (Lepisma saccharina), compañeros de las carcomas, son también objeto de caza para los murciélagos, porque en vez de hacer galerías acaban consumiendo las hojas de papel, preferiblemente de libros antiguos.
Los bibliotecarios y conservadores aseguran que los volúmenes se han conservado a la perfección gracias a estos trabajadores incansables. A pesar de que se trata de edificios con numerosos circuitos de ventilación antiguos por los que se pueden colar los insectos, todo está impecable.
Sin embargo, el aumento de ejemplares y el paso del tiempo han hecho que las dos colonias de murciélagos no sean suficientes como medida protectora de los libros de la Biblioteca Joanina. Así que, de acuerdo con la Universidad de Coimbra, citada por el Público, en 2017, fue adquirida una cámara de anoxia de seis metros cúbicos de capacidad para tratar el fondo bibliográfico. El objetivo es la desinfección de los libros, evitando así la acción insectívora.
Dos de las bibliotecas más bonitas del mundo
La Biblioteca Joanina fue construida sobre una prisión medieval en el siglo XVIII, siendo reconocida como una de las bibliotecas barrocas europeas más originales y espectaculares. Más tarde, sus celdas se usaron como prisión académica para los estudiantes.
En los tres pisos de la Biblioteca Joanina se conservan 60 mil volúmenes de diversas materias, que datan del siglo XVI al siglo XVIII, y, en conjunto con la Biblioteca General de la Universidad de Coimbra, se contabilizan un millón de volúmenes.
Además de libros, la biblioteca guarda periódicos, revistas, manuscritos muy particulares y colecciones especializadas, entre los que sobresale una notable colección de mapas antiguos y un extenso e inusual conjunto de documentos musicales.
En esta biblioteca se encuentran verdaderas reliquias, tales como la primera edición de Os Lusíadas, la obra maestra de Luís de Camões, y una biblia hebrea editada en la segunda mitad del siglo XV de la que apenas existen una veintena de ejemplares en todo el mundo.
También llama la atención la Biblia Latina de las 48 líneas, llamada así porque cada página tiene 48 líneas. Esta biblia fue impresa en 1462 por dos socios de Gutenberg y es considerada una de las más bonitas de entre las cuatro primeras biblias impresas.
A unos 200 kilómetros de la Biblioteca Joanina está la biblioteca del Palacio de Mafra, cerca de Lisboa. Lo que las separa en distancia las une el diseño barroco del siglo XVIII muy ornamentado y, por supuesto, su residentes voladores.
Hay alrededor de 36 mil libros en los estantes de esta biblioteca de la era de la Ilustración en estilo rococó. No es de extrañar que la biblioteca de Mafra sea considerada una de las más importantes de Europa.
Como en el caso de la biblioteca de la Universidad de Coimbra, no se sabe con certeza cuándo comenzaron a asentarse los murciélagos en la biblioteca del palacio. Según Hugo Rebelo, investigador del Centro de Investigación en Biodiversidad y Recursos Genéticos de la Universidad de Oporto, citado por la Smithsonian Magazine, deben haber habitado la biblioteca durante siglos.
Como dijimos antes, no es fácil ver los murciélagos en las dos bibliotecas, porque solo salen por la noche para cazar los insectos, pero la Universidad de Coimbra tiene un programa de visitas nocturnas a los espacios más emblemáticos de la institución, incluyendo la Biblioteca Joanina. El programa “UC by Night” tiene lugar durante los sábados de verano.
Ver murciélagos en la biblioteca del Palacio de Mafra puede ser más complicado que en Coimbra, ya que cierra antes del anochecer, cuando los murciélagos se trasladan de las estanterías a los jardines del palacio. Quizás por eso y para recordarnos que existen, en la biblioteca hay una pequeña vitrina con los restos de tres murciélagos.
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