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Casas rurales desde el siglo X

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Can Xargay

La Tierra era el centro del Universo cuando estas construcciones existían. Cuando se cantaban las gestas de la Chanson de Roland en los Pirineos y en un periodo brumoso en el que el Cid podría ya cabalgar en su destierro por las tierras peninsulares, en ese entonces, sí, ya estaban estas casas rurales.

Claro que eran construcciones asociadas a otros usos. El turismo, las reservas on-line y toda la cosa moderna eran los desvaríos de un loco por aquel entonces. Algunas de esas construcciones, hoy alojamientos rurales, vieron dormir a reyes como Jaume I o crecer a dinastías enteras. No son las únicas curiosidades, como veréis. Así son las casas rurales de los siglos X y XI.

La dilatada historia que acumulan las paredes de estas construcciones, esos ecos del pasado, sigue apreciándose a pesar de las necesarias restauraciones. La rehabilitación en cada caso permite al viajero sumergirse en un mundo antiguo con los elementos propios de un hogar de la vida actual.

Can Fontanelles

Can Fontanelles

Una antigua masía situada en Castellfollit del Boix, en Barcelona, permanece desde el siglo X. Añadiendo más cifras, cuenta con un lago de 10 millones de litros y una ermita románica, la Sant Vicenç de Fontanelles (de 1180).

Durante las obras de restauración, explica Joan, el propietario del alojamiento, se descubrieron dos arcos de 8 m, tapiados, que revelaban una curiosidad: «el arco era de luz, para iluminar una gran estancia porque no se construían habitaciones hasta el s. XII, como nos indicó el arquitecto».

Les Corts de Biosca

Si hay algún lugar con curiosidades históricas ese es Les Corts de Biosca, en la localidad de Sant Mateu de Bages (Barcelona). La primera referencia escrita al lugar data del 982. Sin embargo, sólo puede constatarse su existencia, pero no su morfología. Es a partir del s. XVI que se conoce a ciencia cierta cómo era la construcción.

«Los elementos del s. X aparecen mezclados con otros elementos más modernos, porque estas construcciones solían aprovecharse a medida que pasaba el tiempo», explica Anna, la propietaria del alojamiento.

La historia que encierra el nombre del lugar también es digna de ser contada: «Antes de llamarse Biosca, la casa se conocía como «Calmeig», continúa Anna. «Un calm es un terreno llano situado en una zona elevada, que es la descripción topográfica del lugar. Una de las mujeres ‘Calmeig’ se casó con Pau Biosca a principios del XVI, un influyente personaje que llegó de Biosca a Lleida». El consorte fue quien delimitó el territorio con los vecinos y quien finalmente otorgó el nombre al alojamiento.

Rastreando los nombres y apellidos, es interesante, se puede dilucidar toda la historia de una región. Para los que se queden con ganas de más, Anna, la propietaria del alojamiento, tiene toda una lista de anécdotas que impresionan a cualquier viajero curioso.

Can Xargay & Wellness

Can Xargay

La propietaria de esta casa rural se llama Raquel. Es ella quien nos guía por la historia de este alojamiento de Porqueres, en Girona: «del siglo XI conserva todas las paredes, de metro y medio de grosor, y el techo abovedado típico de la región y la época. También se conserva el fregadero, la parte de la cocina antigua», explica Raquel.

La documentación exacta de la construcción se conoce a partir de 1530. Pero pese a no encontrarse documentos anteriores, otros hallazgos permiten situar la casa en siglos anteriores.

Frente a la casa se ubica la iglesia de la Mata. La puerta del templo se dispuso no en la fachada principal sino en la que se orienta al Este. No le correspondía esa situación, pero la casa ya estaba construida y obstruiría el acceso de los fieles de haberse construido donde le pertocaba.

Además, en Can Xargay se encontró una habitación secreta que desconocían los abuelos de Raquel. Sirvió durante la Guerra del Francés (s. XIX) para esconder personas y alimentos.

La Torre d’Orgen

En la localidad de Ogern (Lleida) se ubica la casa rural que regenta Antonio. Desde que se construyó en el s. XI hasta hoy en día todavía se conservan los muros y una escalera interior. Evidentemente, se ha ejercido una restauración y rehabilitación conscientes para adaptar los espacios a las necesidades modernas pero sin trastocar aquella voz del pasado.

Los documentos del archivo municipal constatan su existencia. En esta misma torre, subiendo esas escaleras y dominando el paisaje desde la ventana, durmió Jaume I el Conquistador. Casi nada.

Otras casas rurales, como Cal Raich por ejemplo, forman parte de un conjunto fortificado que incluye parte de la fachada del alojamiento. Desconocemos la cantidad de patrimonio oculto de las casas rurales. Pero nos fascina.

Y tú, ¿conoces otras casas rurales con tanta historia?

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