Era 1958 cuando, durante la proyección de Los agentes del quinto grupo, de Ricardo Gascón, en un cine de verano de Piedralaves, Ávila, nació Joaquín Fuentes, un enamorado del séptimo arte que ya anunciaba un destino dedicado al cine. Su madre dio a luz al lado de la cabina mientras su padre, desde el interior, proyectaba la película. Desde ese mismo momento dice Joaquín que «se metió el veneno del cine en las venas».
En la década de los 60, Joaquín acompañaba a su padre –pintor de carteles cinematográficos de la Gran Vía de Madrid– a proyectar películas por los pueblos de Salamanca. Esos viajes terminaron con la llegada de la televisión en los hogares españoles. Hasta entonces, Joaquín y su padre llevaban el cine con una sábana por pantalla, la silla de cada cual como butaca y un ladrillo caliente envuelto en un trapo como calefacción. Después de trabajar en los cine clubs de la provincia, se atrevió a alquilar una sala de cine. Con 25 años, Joaquín estaba dispuesto a comerse el mundo pero “el mundo me comió a mi”, dice.
En 1993, Joaquín fundó Proyecfilm, empresa responsable de gestionar salas de cine en los pueblos españoles. En la actualidad Joaquín trata de sacar adelante la empresa junto con su hijo, Alberto, tercera generación de los Fuentes apasionados por el cine.
Cinema Paradiso y el acceso al cine en los pueblos
La clásica película italiana de 1988, Cinema Paradiso, de Giuseppe Tornatore, es una declaración de amor al cine. El film cuenta la historia de Alfredo, un proyeccionista de cine de un pequeño pueblo siciliano y su amistad con Totò, un niño travieso y curioso que quiere aprender más sobre la magia del cine. En la historia la sala de cine servía a los vecinos como vía de escape de la realidad de la Italia de la posguerra.
La obra, ganadora del Oscar a la mejor película de habla no inglesa, es la película favorita de Joaquín: en Cinema Paradiso está contada “toda nuestra historia. Toda la historia del cine del pueblo. Nos vemos reflejados en todos sus fotogramas”.
Esta obra maestra del cine cuenta con muchos fans. Es que, además de la historia, los consejos del proyeccionista Alfredo al niño aprendiz sirven para nuestras propias vidas: “Hagas lo que hagas, ámalo, como amabas a esta cabina del Cinema Paradiso”.
Del amor por el cine nació Proyecfilm y es este mismo sentimiento el que comparten los Fuentes. A Alberto Fuentes lo que más le satisface es que los vecinos tengan acceso a este entretenimiento, llevar el cine a los pueblos con su proyecto familiar.
“Lo que más me gusta es cuando llegas y abres un sitio nuevo. Si no fuera por nosotros, la gente a quien ofrecemos nuestros servicios no podrían ver cine”, explica Alberto. Hoy Proyecfilm gestiona cerca de 20 salas de cine, desde Granada hasta Lugo, en todo el territorio nacional. Son pueblos con unos 5.000 habitantes y en los cuales muchas veces el cine más cercano está a 100 km de distancia.
El público de Proyecfilm, en su mayoría, son niños pequeños acompañados por los padres y la gente mayor. “En los pueblos casi no hay juventud”, comenta Alberto sobre el reflejo de la despoblación de la España rural.
El trabajo se realiza en conjunto con los ayuntamientos, quienes ceden las salas de teatro del pueblo y contratan el equipo de Proyecfilm. Además de las películas, en algunas salas también hay retransmisiones de conciertos de ópera y espectáculos de ballet.
En los meses de julio y agosto, Proyecfilm lleva a diversos pueblos de Castilla y León y de Extremadura las noches de cine de verano, un evento que los ayuntamientos ofrecen a sus vecinos.
Para facilitar el acceso al cine para todas las personas, Proyecfilm lanzó un nuevo proyecto llamado NiunCineMenos, para que el público pueda comprar entradas a precio reducido y canjear en cualquier cine de España. Este proyecto, que cuenta con apoyo de diversas empresas del sector, puede ser vista en la web o a través de su Facebook.
“Ahora el cine es sólo un sueño”
Así decía el antiguo dueño de Cinema Paradiso al final de la película a un Totò adulto, haciendo referencia a la muerte del cine con la llegada de las modernidades. Joaquín vivió la llegada de la televisión, del videocasete y de lo que él llama la ‘tercera guerra’, que fue internet.
Gestionar salas de cine en los pueblos de España no es una tarea fácil. Con el cine digital Proyecfilm puede llegar a más lugares. Los Fuentes comentan que hay muchos pueblos del país que podrían tener este tipo de actividades, pero que los espacios donde podrían estar las salas de cine se mantienen cerrados.
La crisis del Covid-19 le ha puesto a los Fuentes las cosas más difíciles: con las salas cerradas, padre e hijo mantienen la actitud positiva: «algo vamos a inventar».
Llevar el cine al pueblo es el modo de vida de los Fuentes. “Lo hacemos porque nos gusta, pero también cuesta mucho. Son muchos días de viajes, muchos días con el teléfono esperando a que no pase nada. Es difícil”, relata Alberto.
El cine no ha muerto. Incluso con todas las dificultades y los desafíos sigue en pie. Todavía sigue provocando a sus espectadores la misma nostalgia de antaño: el olor a palomitas, las risas en puntos clave, la emoción del clímax en el film, y toda la magia que hace a uno viajar sin salir de la sala del cine. Para Joaquín es “un sueño hecho realidad”.
1 comentario
Los que vivimos en las urbes, que muchas veces tenemos acceso a casi todo, alabo la labor de estas personas, y en general a todas las personas que luchan por los recuerdos, por la cultura y en general por la vida, vaya mi mas profundo aprecio