De las aguas turquesas del Urederra en plena montaña a una impresionante capital del Camino de Santiago como es Estella-Lizarra en Navarra. Si tus hijos se aburren en las grandes ciudades con esas visitas interminables a museos que no son de su interés y tú te enfadas cada vez que se pierde en la pantalla del móvil, ¿por qué ir a un lugar de exuberante naturaleza de la que difícilmente apartarán la vista y con actividades que seguro que les estimulan? Bueno, también cogerán el móvil, pero ahora será para hacer fotos y vídeos y no por desidia.
El entorno de la Sierra de Urbasa y Tierra Estella de Navarra es un destino poco masificado y con muchos atractivos culturales y naturales, con actividades para toda la familia que os harán mover el esqueleto y adentraros en las tradiciones locales de manera participativa. Empezamos con un completo fin de semana por la zona que fácilmente se puede alargar más días… ¡Será por planes!
Día 1. Por la Vía Verde del Vasco Navarro y Estella-Lizarra
Arrancamos el primer día con energías y sobre dos ruedas. Cogemos la bici –o la alquilamos, vaya- para hacer la espectacular Vía Verde del Vasco Navarro, el antiguo trazado ferroviario que seguía el llamado “trenico” hasta que hizo su último viaje en 1967. Hoy el trayecto recorre un variado paisaje a lo largo de casi 124 kilómetros.
Tranquilos, ¡que no tenemos que hacerlo entero! Podemos hacer, por ejemplo, el primer tramo desde Estella-Lizarra hasta Ancín, donde la antigua estación del tren se utiliza hoy como sede del Ayuntamiento del pueblo. Son unos 30 kilómetros (contando ida y vuelta) sin dificultad. Y si hace calor, siempre podéis acercaros a las piscinas municipales que hay junto a la torre del agua, que está unos metros más adelante, a pegaros un chapuzón.
Por cierto, si algo destaca en Navarra aparte de sus paisajes, de su legado histórico y cultural, de la hospitalidad de sus gentes, de su clima agradable en verano y… ya está, ya paramos. Queríamos decir que un punto fuerte de este destino es su gastronomía autóctona. Y no podéis abandonar esta zona sin probar platos tradicionales como las pochas, verduras de temporada, ajoarriero, chuletón, cordero al chilindrón o gorrín asado maridado con vino navarro. Por supuesto, un postre clásico es el queso tipo Idiazabal, hecho con leche cruda de oveja.
Después de pedalear, os plantáis, de vuelta, en Estella-Lizarra. Tras dejar las bicis, es buen momento para pasear sin prisas por el encantador casco histórico de esta ciudad monumental y emblemática del Camino de Santiago; de hecho, seguro que os toparéis con muchas personas que lo están haciendo y cargan con pesadas mochilas o parece que caminan sobre arena ardiendo. Algunos puntos de interés son el Palacio de los Reyes de Navarra, el Museo del Carlismo (junto al albergue municipal de peregrinos), la calle Mayor, la iglesia de San Pedro de la Rúa o el Puente de la Cárcel.
A 20 minutos en coche tenéis un plan que gustará a los más peques de la familia: una visita a la granja-escuela de Basabere, en Lezaun. No es una cualquiera, sino que concibe la agricultura y la ganadería en la línea de cómo se trabajaba antes, con respecto a la naturaleza y basada en la sostenibilidad y la cercanía. Proponen una desconexión del mundo tecnológico por unas horas y entrar en contacto directo con los animales y plantas. Se pueden hacer visitas libres o guiadas y los niños y niñas podrán dar de comer a los animales, cepillarlos, acariciarlos, etc.
En la zona podéis aprovechar para pasear por los senderos de Lezaun, con una gran riqueza paisajística, entre la que destacan sus hayedos, el cañón del río Ubagua y la trinidad de Iturgoyen.
Día 2. Del Urederra a Irantzu con quesería incluida
En esta segunda jornada por Tierra de Estella os adentraréis en un paraje de ensueño en el Parque Natural de Urbasa-Andia, en el pueblo de Baquedano: hablamos del sendero del Nacedero del Urederra, que explora un lugar mágico y misterioso en paralelo a un río con aguas cristalinas y pozas de color turquesa. No querréis dejar de hacer fotos, pero os recomendamos pasar un tiempo también con el móvil en el bolsillo, simplemente conectando con todos los estímulos de la naturaleza que llegan por todos los sentidos.
La ruta entera son 7 kilómetros de ida y vuelta sin ninguna dificultad, que se pueden hacer largos dependiendo de las paradas que hagamos para hacer fotos y admirar la naturaleza exuberante del entorno. Es importante decir que hay que reservar previamente porque, por cuestiones de preservación del paisaje, se ha establecido un límite diario de visitantes: aún así, el acceso es gratuito (sí se paga por el aparcamiento).
Podemos redondear el día con una visita al bello monasterio medieval de Irantzu, que está a una media hora en coche. De estilo cisterciense, se conserva en muy buen estado y llama la atención el entorno natural que le rodea y la lección de arte de sus interiores, con un espectacular claustro en el que se aprecia la transición de un románico sencillo a un gótico más cargado.
Y ya que estáis por aquí, a apenas un cuarto de hora tenéis la Quesería Aldaia, un establecimiento familiar en el que podréis degustar el delicioso queso DO Idiazabal, elaborado con la leche de sus propias ovejas latxas. Se hace de manera artesanal, así que no es un supermercado que tiene los mismos productos todo el año: tened en cuenta que se ordeña de diciembre a julio, por lo que la maduración del queso será diferente en función del mes en el que vayáis.
Respecto al alojamiento, en Tierra de Estella hay para todos los gustos: desde un camping en el que los peques podrán corretear a su gusto o en una casa rural para desconectar y adentraros, por unos días, en la Navarra más auténtica.
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