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Unas veces llana e infinita; otras, levantando la barbilla hacia el cielo. Lleida juguetea en diferentes altitudes hasta fundirse con el Pirineu català. Se arropa en la niebla durante los días fríos, y disfruta de los aromas y colores de sus extensos campos frutales en primavera. Siguiendo la ribera del río Segre se llega hasta Lleida capital, la ciudad arropada por las colinas de la Seu Vella y el castillo templario de Gardeny.

Para gozar de cualquiera de sus rincones y disfrutar del turismo rural de la zona, el aeropuerto de Lleida-Alguaire te recibe a 15 kilómetros de la capital. El tren de alta velocidad también hará cómodo y rápido tu desplazamiento.

El Pirineu de Lleida

El Pirineu de Lleida es naturaleza en estado puro. Una zona inmejorable para dar rienda suelta a tu espíritu deportista y aventurero. ¡Vayamos por parques!

Qué hacer en el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici, el singular

• En el Parque Nacional de Aigüestortes i Estany de Sant Maurici puedes proponerte una gincana para encontrar algunos de los casi 200 lagos de alta montaña que hay. En el top 1 está el de Sant Maurici, desde donde pueden verse los Encantats, la cima más emblemática. 
• Algunos de sus picos superan los 3.000 metros de altura, ¡agárrate! Podrás gozarlos en el recorrido "Presa de Cavallers, cascada de Riumalo, lago Negre", de 2 horas y 15 minutos (ida). Pero no desesperes, hay otras rutas para iniciarse.
• Conoce su patrimonio mundial: las nueve iglesias románicas de La Vall de Boí y la tradición ancestral de las falles (alrededor de San Juan), en la que troncos en llamas descienden por las montañas y encienden grandes hogueras en los pueblos.
• En la Alta Ribagorça visita El Pont de Suert y prueba la girella (embutido de cordero) en la Fiesta de la Cofradía de San Sebastián (enero). Báñate en aguas mineromedicinales y peina con tus esquís el altivo Puig Falcó, en la estación de Boí Taüll.

El Parque Natural de L'Alt Pirineu, el más grande y más alto

Con sus casi 70.000 hectáreas, el Parque Natural de L´Alt Pirineu se gana la palma por ser el más extenso de Cataluña y por tener en su equipo a la campeona de las cumbres catalanas: la Pica d'Estats (3.143 metros). En su área encuentran refugio especies amenazadas como el oso pardo. 

La puerta de entrada a este parque es Sort. Múltiples caminos llevan a este municipio conocido entre los deportistas por el rafting y el barranquismo; por su casco histórico y tradiciones (como la Demostración de Esquilada de Ovejas, en junio), por los que buscan un destino cultural; y por la suerte para aquellos que ansían ganar la Lotería. 

Hacia el sur, en La Pobla de Segur, podrás ver la peculiar bajada de balsas de la Fiesta de Els Raiers (alrededor del 1 de julio).

El Parque Natural del Cadí Moixeró, el simbólico

La provincia de Lleida se lleva una tajada de este parque y en ella sobresale el pueblo medieval de Gósol. Picasso sabía muy bien lo que se hacía cuando en 1906 se alojó aquí y pintó parte de su obra.

Quien quiera seguir los pasos de este genio puede completar el Camino Picasso hasta la localidad de Bellver de Cerdanya (marcas amarillas y blancas). Una silueta imponente preside todo el camino, el macizo del Pedraforca, símbolo del excursionismo catalán. 

Con vistas al parque, pero ya en plena llanura, se halla la ciudad de La Seu d’Urgell y su tesoro: la catedral románica. Si vas un 17 de enero, además, podrás saborear una de las 5.000 raciones de escudella que los payeses cocinan en la Calderada de San Antonio. 

La Val  d’Aran 

Por su singularidad, La Val d´Aran merece un capítulo a parte. Se encuentra en el extremo noroeste y en toda su extensión oirás hablar aranés, una variante del gascón (dialecto de la lengua occitana).

Es una comarca repleta de itinerarios con buenos albergues y refugios para hacer montañismo, aunque quizá te apetezca explorarla a caballo o en bicicleta. Aquí también es donde se encuentra la popular estación de esquí de Baqueira-Beret.

Su capital es Vielha, una ciudad pirenaica de postal. Seguro que te gustará curiosear en las paradas de su feria artesana Hèt a Man Hèt Aciu (agosto). Antiguamente se conocía como Vétula y era la tierra del gigante Mandronius, quien luchó contra la invasión romana. Pero esto es sólo una leyenda o... ¿Quizás no?

Collage de las Terres de Ponent

Enclavada entre los ríos Noguera Pallaresa i Noguera Ribagorçana, y con el Montsec de fondo, se abre el encantador mundo rural de Àger, con varias torres y ermitas. Aquí tendrás aún más motivos para mirar hacia el cielo con el Parque Astronómico del Montsec-Centro de Observación del Universo.

A unos 30 kilómetros está el fabuloso Congost de Mont-rebei, entre tierras catalanas y aragonesas. Hacer una excursión por su desfiladero midiendo el vértigo en puentes colgantes y pasarelas es algo que te impresionará.

De Solsona te divertirá su loco Carnaval. La ciudad es para disfrutarla sin prisas, mirando en cada rincón de su casco histórico. ¿Lo mejor? Que nunca decepciona.  

¡Caracoles!

Hay muchos elementos que dan sentido a la gastronomía leridana: la fruta de la plana de Lleida, la matanza del cerdo y el aceite de oliva virgen de las Garrigues (siguiendo la Ruta del Aceite entenderás cómo surge oro líquido de terreno seco).

De aquí nacen platos como la coca de recapte y la cassola de tros (cazuela de la tierra). Pero uno de los más aclamados son los caracoles a la cazuela, a la llauna (condimentados y cocidos) y a la brutesca. Para rendir culto a este manjar, en Lleida se creó el Aplec del Caragol (mayo), en el que se reúnen multitud de peñas para saborearlo juntas. 

En la zona de Aigüestortes y la Vall d’Aran están muy acostumbrados al frío, y eso se nota en los fogones y en la mesa. Algunos de los platos que más habitualmente soportan sus manteles son la olla aranesa, la vianda pallaresa y el confitat (carne de cerdo en manteca). Puedes cerrar el menú con unos crispells, que te dejarán un dulce sabor de boca.