Siente la llamada de los pueblos blancos andaluces. Esta vez bajo la forma de Benaocaz, que juega una liga montañosa a caballo entre el Parque Natural de la Sierra de Grazalema y el Parque Natural de los Alcornocales, al nordeste de la provincia de Cádiz y a 1 hora y 15 minutos de su capital. Rodeada, en el horizonte, por el intenso azul del Mediterráneo.
Parque Natural de la Sierra de Grazalema
Esta es una reserva de la biosfera para respirar a pleno pulmón. Tráete un chubasquero, por si acaso… Y es que te vas a encaminar al punto más lluvioso de toda España. Es lo que tiene estar expuesto a las borrascas del Atlántico: que hay que aguantar multitud de chubascos.
¿Qué gratas sorpresas te vas a encontrar?
- Aves como el alimoche sobrevolando sus peñascos.
- Multitud de cañones. La garganta Verde será la que más te fascinará.
- Innumerables grutas, por donde aletean colonias de murciélagos.
- Miradores de ver para creer: Cintillo y Aguas Nuevas, Puerto de los Acebuches, Puerto de las Palomas.
- La sierra del Pinar.
- El Jardín Botánico El Castillejo (en el Bosque), con plantas endémicas de la sierra de Grazalema y representación de la flora andaluza.
Ruta de los Pueblos Blancos
Benaocaz es uno de esos apacibles pueblos blancos andaluces donde su arquitectura popular bañada en cal atrapa toda la luz del sur y la mantiene presente en lo alto de cerros o deslizándose por laderas. Y donde las sombras juegan por un recorrido de calles empinadas, estrechas y sinuosas.
Encontrarás estos pueblos trazando un arco entre las provincias de Cádiz y Málaga con la sierra de Cádiz y la Serranía de Ronda, uniendo el Atlántico con el Mediterráneo. Verás que la presencia de castillos es una constante en estos antiguos territorios de frontera bajo dominación musulmana.
Del castillo de Tavizna a las cuevas de la Manga
Los árabes dieron a luz la localidad de Benaocaz en el siglo VIII y el castillo de Aznalmara o de Tavizna (actualmente derruido) se encargó de protegerla en sus primeros andares. Para conocerla, no hay más que dejarse llevar en medio del laberinto de calles medievales del barrio nazarí, pisando el mismo empedrado que sus antepasados. Verás casas en ruinas (algunas de ellas señoriales), parterres coloridos…
Entre tanta blancura, destaca el blanco de la iglesia de San Pedro Apóstol (levantada sobre una antigua mezquita), el de las ermitas del Calvario y de San Blas (construida gracias a donativos populares) y el de su ayuntamiento, con galerías arqueadas.
En su entorno, también lanzan un reclamo los restos prehistóricos de la sima de la Veredilla y las cuevas de la Manga. Si quieres que te cuenten algo más del pasado de esta villa, acude a su Ecomuseo (con cita previa) o al Museo Histórico de la Sierra de Cádiz.
Siguiendo una calzada romana
El senderismo te va a llevar a conocer otro gran hito patrimonial de la población: su calzada romana, que unía, a través de la manga de Villaluenga, la antigua ciudad romana de Ocuri (Ubrique) con la antigua ciudad hispanorromana de Lacilbula (Grazalema). Para ello, tendrás que seguir la Ruta de la Calzada Romana Ubrique-Benaocaz (5 kilómetros, 1 hora).
Pero ten en cuenta también estas otras sendas: la Ruta del Salto del Cabrero (3,5 kilómetros, 1 hora y 30 minutos), que te conducirá a un desfiladero de leyenda; la Ruta Casa del Dornajo-Casa Fardela (10 kilómetros, 2 horas y 30 minutos, circular), que recoge fuentes y manantiales, arroyos y encinas centenarias, y la Ruta de los Nacimientos (10-12 kilómetros, 6 horas y 30 minutos).
El entorno de invitará a moverte de muchas más maneras, ¡síguele la corriente!: piragüismo, escalada, rápel, tirolina, tiro con arco, astroturismo, orientación… Y para eso mismo, para orientarte en lo que necesites, está la Aula de Naturaleza Higuerón de Tavizna.
Al ritmo de ferigonza y abandolao
Para abrir el año con folklore benaocaceño, la Fiesta del Copatrón San Blas (3 de febrero) trae consigo una procesión popular muy bien acompañada por el canto y el baile de piezas
tradicionales como la ferigonza y el abandolao. Además, se reparten entre la multitud las chacinas y otras ofrendas que se hacen al santo. Una oportunidad para ver a qué sabe el entorno.
También es tradición marchar al ritmo de los siete pasos de la procesión de la Pasión de Semana Santa (Viernes Santo) y seguir la romería en honor al patrón san Esteban (primer domingo de junio). Sin olvidar, en pleno verano, la llegada de su fiesta mayor (12-15 de agosto).
Roscos trenzados y suspiros
Coge los ingredientes y el saber hacer de las culturas árabe, cristiana y judía y mézclalo todo con cariño y con esmero. Hornéalo, fríelo, cuécelo alternando fuego lento y fuego más avivado, déjalo secar…
Así se fue gestando su recetario popular, que incluye chacinas y embutidos, el cocido, la olla, la sopa de espárragos y el refrito benaocaceño. Recorriendo la comarca de la Sierra de Cádiz, también te podrás alimentar bien a base de sopas, gazpachos, ajos calientes y revuelto de espárragos verdes trigueros.
Y nada mejor que unos suspiros y unos roscos trenzados para endulzar tu camino. Siguiendo el rastro de los pueblos blancos hallarás otras delicias caseras, como las empanadillas de cidra, el gañote y los huevos nevados.