Es ver sus muros, las torres elevadas, sus alamedas y evocar otra época diferente: llena de batallas, linajes antiguos y leyendas. Los castillos son una de las construcciones históricas que despiertan más pasiones.
Lo son por su arquitectura espectacular, pero también por los enclaves donde se construyeron, la mayoría con espléndidas vistas. En esta ocasión, estos castillos de Portugal son el escenario perfecto para improvisar un roadtrip de lo más medieval .
Castelo de São Jorge: la historia de Lisboa
“La Historia no es una ciencia, es una ficción”, lo dice Raimundo Silva, el corrector de la famosa novela de José Saramago, Historia del cerco de Lisboa. En esta obra el Nobel nos invita a cambiar los acontecimientos históricos introduciendo una simple negación en las crónicas; pero lo cierto es que el castillo de San Jorge es 100% historia.
Lo que cuentan las crónicas es que cuando las tropas de Alfonso Enríquez conquistaron esta fortaleza musulmana a mediados del siglo XII, lo hicieron ayudados por los Templarios y dedicaron su triunfo a san Jorge, mártir cristiano. Desde entonces, sigue en el mismo lugar a pesar de los terremotos, en lo alto del barrio de Alfama, por lo que cuenta de unas espectaculares vistas a Lisboa.
Castillo de Monsaraz: las mejores vistas a 10 km a la redonda
Lo más probable es que Monsaraz no sería Monsaraz sin su castillo. Sus murallas la defendieron de ataques e invasiones desde el S. XIII, igual que ahora son defensoras de la peatonalidad y salvan el centro histórico de los coches. Todos los automóviles se quedan fuera, en los parkings: así las fotos para Instagram quedan más bonitas.
Subiendo por la rua José Fernandes Caeiro (no hay pérdida posible), se alcanza el antiguo castillo. Que no le sorprenda a nadie la plaza de toros ocupando lo que algún tiempo fue la plaza de armas. Hay que subir al adarve para disfrutar de las mejores vistas del Alentejo.
Castelo dos Mouros: el mirador perfecto de Sintra
En Sintra, el palacio da Pena se lleva la mayoría de las atenciones. Pero si lo que se busca es un castillo de verdad y no un palacio instagramer, entonces lo que hay que hacer es ir al castelo dos Mouros. Parece evidente de dónde le viene su nombre; pero por si acaso: sí, fue construido por los moros, en el siglo VIII.
Se erige sobre una cumbre montañosa de vértigo y hoy, tras su progresivo abandono en la historia, se encuentra en ruinas. Sin embargo, sus poderosas murallas aún resisten el empuje de la naturaleza y sus almenas se han convertido en un estupendo mirador a la sierra de Sintra. Y sí, también se ve a la perfección el palacio da Pena a lo lejos.
Castillo de Almourol: castillo con río
Al llegar, sorprende su ubicación: en cierta forma, este es un castillo doble. Lo es porque, además de sus murallas, fue construido sobre un islote del Tajo, sobre puro granito. Ahí lleva siglos, mirándose en el reflejo del agua, como si el tiempo no pasara.
A solo 5 kilómetros de la población de Vila Nova da Barquinha, fue construido por el Gran Maestre del Temple, responsable de levantar una serie de defensas a lo largo de la ribera del Tajo para frenar los ataques castellanos y las invasiones moriscas. Precisamente, desde un barco es desde donde se disfruta de la mejor panorámica de este castillo templario.
Castillo de Óbidos: para dar el sí quiero
A 75 kilómetros de Lisboa está la escapada perfecta. Óbidos lo tiene todo: belleza a la portuguesa, varias librerías espectaculares –como la Grande Livraria de Santiago que le ha valido el reconocimiento de la Unesco como Ciudad Literaria–, chocolates, vino y también un castillo fabuloso.
Hay que subir hasta sus murallas para contemplar una panorámica estupenda: los tejados en cascada, el contraste de la teja con el blanco de las fachadas, con el verde de los jardines y, allende murallas, el de las viñas y campos. No es de extrañar que a la villa se la conozca como “Vila Das Rainhas”: se ve a simple vista que era un estupendo regalo de boda.
Castillo de Tomar: la sorpresa está dentro
Otro de los castillos templarios que se pueden encontrar en Portugal. Y es que nadie como estos caballeros para construir fortalezas espectaculares. Esta, además, tiene premio: el convento de los Caballeros de Cristo de Tomar. Todo un conjunto monumental e histórico que es Patrimonio de la Humanidad.
El castillo de Tomar, el último bastión de los caballeros del Temple, se presenta majestuoso nada más llegar a Tomar. Tal como indica una inscripción, su construcción es de 1160. En su interior, el convento de Cristo es toda una antología de lo mejor de la arquitectura. Hay de todo: desde el románico al barroco, pasando por detalles manuelinos espectaculares. Pasear por sus claustros nos transporta a la época dorada de los monjes caballeros que levantaron este portentoso conjunto.
Castillo de Guimarães
En ningún roadtrip medieval puede faltar un alto en Guimarães, la cuna de la nacionalidad portuguesa. De hecho, para que no lo olvide nadie, en una pequeña porción de la antigua muralla hay un cartel que reza orgulloso: ‘Aquí Nasceu Portugal’. Y es que aquí tuvo lugar la batalla de Sao Mamede, en 1128. De ella salió vencedor Alfonso Henriques, proclamado primer rey de Portugal.
Guimarães no es sólo famosa por el palacio de los duques de Braganza, por sus plazas en el centro histórico –declarado Patrimonio de la Humanidad–, o por su gastronomía. Su estupendo castillo es también un lugar de peregrinaje. En sus orígenes era de tierra y madera, pero hoy sus siete torres sobre la colina lucen un aspecto inmejorable.
Islas Berlengas, el Gaztelugatxe portugués
Portugal tiene su propio Gaztelugatxe, solo que en vez de una ermita, en su entrante al mar hay un fuerte. Son las Islas Berlengas y están en el Atlántico, al norte de Lisboa.
5 comentarios
Es expectacular la ruta de los castillos en Portugal, la hice una vez en mi juventud y me gustaria poder verlos de nuevo pues muchos de ellos estan muy bien conservados
Sencillamente estos Castillos son maravillosos, y se encuentran en lugares Fantásticos digno de poder visitar
Seria muy interesante visitarlos en primavera.
saludos
Quizás echo en falta en Castillo de Marvao.
Yo añadiría el castillo de Braganza, muy cerca de la frontera con Zamora