Opinión sobre Casa Marzo de Javier Pérez

Respuesta del propietario de Casa Marzo

Hola Javier,

En Casa Marzo aceptamos todo tipo de opiniones, tanto positivas como negativas, pero en tu caso me gustaría además puntualizar algunos detalles en los que no estoy del todo de acuerdo.

La casa inicialmente era para 9 personas. Posteriormente me indicaron que querían que 3 personas más se alojaran en la casa, yo expuse mis reticencias ya que se trataba de un grupo de personas adultas y les comenté que me parecía que no iban a estar cómodos, pero insistieron y dijeron que se adaptarían puesto que sólo iban a ir a dormir. Como gesto de buena voluntad les cedí parte de la casa que no alquilo nunca, sino que es de mi uso particular, un comedor más amplio que el que disponían en uno de los apartamentos y mi corral, que también avisé que no estaba en condiciones ya que hay que podar la hiedra y hacer otros mantenimientos; también insistieron en que se lo dejase ya que pensaban hacer una barbacoa y que sólo lo iban a utilizar una noche.
Efectivamente, en mi zona privada tengo gatos, que por razones obvias evito que se paseen por el resto de la casa. El hecho de que yo tenga animales en MI casa, es algo que no le incumbe a nadie más que a mi. Por otra parte, en mi casa admito mascotas, algo que está publicado en todos los portales donde está anunciada mi casa.
El hedor insoportable del que habla Javier, si fuera así se hubiera notado desde el primer momento en el que traspasasaron el umbral de mi casa., y en ese mismo momento se me tenía que haber dicho para solventar el problema, en caso de que fuera cierto, claro.
Los alojamientos, y zonas comunes estaban perfectamente limpias y fregadas con lejía esa misma mañana. El tema de los gatos lo mismo, si a la llegada de la casa se habla de que pueden molestar, que no les gustan, o que hay alguien alérgico, también lo hubiéramos podido solventar.
Desde su llegada hasta que me fui pasaron alrededor de dos horas, tiempo más que suficiente para que si se encuentra alguna anomalía, se me hubiera comunicado y haber podido dar una solución satisfactoria.
Por otra, parte todos mis animales están perfectamente controlados veterinariamente, los gatos están castrados, se desparasitan periódicamente y llevan pipetas para evitar infecciones de parásitos externos.
Los fantasmas no existen. Efectivamente me acerqué en un par de ocasiones a MI CASA, a recoger alguna cosa y a dejar la compra, cosa que también advertí, y de hecho no utilicé la escalera principal, sino la que comunica mi corral con mis aposentos privados. También comenté que yo no vivo en la casa, así que vuestras especulaciones son del todo incomprensibles e inapropiadas, entre otras cosas ¿no os preguntasteis dónde había metido a mi marido y a los perritos? ¿escondidos en un armario de cocina, quizá?.
El momento en el que intentaba "colarme" en mi propia casa, fue más que desagradable. Nunca jamás me había tratado nadie con tanta grosería y falta de respeto. Para evitar un enfrentamiento mayor, decidí marcharme, ya que al fin y al cabo la mañana siguiente se marchaban, era tarde por la noche y sinceramente me apetecía muy poco tener que llamar a la Guardia Civil para desalojar los, ya que después del insultante trato recibido, podría haber hecho uso del derecho de admisión.

Así que esta pobre mujer, con el pan que pretendía llevar a su casa para congelarlo, se fue a su finca de 900m2, con una bonita vivienda ecológica, a intentar calmarse por el trato recibido.
Pedí encarecidamente que no se utilizara leña para encender fuego, ya que produce llama y humos y me molestan a mí y a mis vecinos, en su lugar siempre facilito carbón vegetal y pastillas para encender, pero hicieron caso omiso. Movieron el mobiliario, utilizaron un jergón sin mi permiso, la vajilla está toda revuelta y fuera de su lugar, los termostatos estaban manipulados, cosa que tampoco permito, ya les dije que estaba a su disposición para cualquier necesidad que tuvieran.

Por último, me gustaría añadir que tanto el propietario como los huéspedes tienen derechos y obligaciones, y si consideran que yo no informé de ciertas cosas, que por otra parte son del ámbito privado, ellos tampoco informaron debidamente de ni de su malestar, ya que como he dicho anteriormente, con comunicación adecuada hubiéramos solventado los problemas, ni de los movimientos de mobiliario o la manipulación de elementos de la casa.

Llevo 13 años dedicada al turismo rural y jamás he tenido ningún problema con mis huéspedes. Al contrario, tengo clientes que repiten, algunos de forma habitual; tengo excelentes comentarios sobre mí y sobre la casa, nunca ha habido quejas y si ha surgido algún problema, lo hemos resuelto de la forma más favorable posible para todos. Soy partidaria de las relaciones basadas en la confianza, la buena fe y el sentido común, pero después de esta experiencia tan desagradable, me voy a replantear la forma esas relaciones, por lo que tendré que hacer contratos por escrito, sobre todo cuando se trata de grupos grandes. Y por supuesto, jamás volveré a ceder parte de mi vivienda para uso de los clientes.